La mala evolución de la pandemia durante las últimas semanas dibuja un escenario todavía inquietante en Álava para estos próximos días, agravado además por la aparición de las nuevas variantes del coronavirus. Porque a pesar de que los contagios han comenzado por fin a remitir tras un inicio de año de crecimiento constante, se prevé que el territorio esté cerca de llegar -si no lo ha hecho ya- al pico de ingresos hospitalarios derivados de esta nueva oleada, una vez alcanzado el de positivos, como ya ha sucedido en todas las embestidas anteriores del covid.

Según los últimos datos difundidos por la OSI Araba, 96 pacientes con diagnóstico positivo se encontraban ingresados ayer en el Hospital Universitario Araba (HUA), 75 en planta y 21 en las (UCI), prácticamente el doble que en los primeros días de este 2021. El número de pacientes atendidos en el centro ha caído en 13 en sólo un día y los registros, además, no se acercan ni de lejos a los de la primera ola, que fue mucho más explosiva y llegó a provocar un pico máximo de 372 personas hospitalizadas a la vez en las dos sedes del HUA, pero la preocupación es evidente en una red sanitaria local golpeada de forma insistente durante casi toda esta crisis y, por tanto, agotada. Su plantilla vive estos días en una permanente calma tensa, según confiesan fuentes del complejo, sin saber a ciencia cierta qué impacto tendrá el pico de contagios sobre los ingresos. O si ya, por fin, éste será el último azote de la pandemia.

En cualquier caso, se presenta un mes "intenso" en todos los centros de la red de Osakidetza, como ya han reconocido durante estos últimos días las autoridades sanitarias vascas. No en vano, es previsible también que muchos de los pacientes que están ingresando estos días en hospitales como el HUA pronto tengan que necesitar cuidados intensivos o, lamentablemente, fallezcan. Sólo durante la pasada semana, las muertes con el covid-19 como causa directa se elevaron a 99 en el conjunto de la CAV, 15 más que en la semana previa y récord de esta oleada.

En este contexto, la vacunación sigue siendo la gran esperanza colectiva para poner freno a la pandemia, aunque ya se ha podido comprobar que el proceso no va a estar exento de problemas. Las dosis no están llegando a la velocidad deseada a los colectivos prioritarios, se han producido irregularidades y el plan de vacunación se encuentra en permanente revisión ante la falta de efectividad de algunos preparados frente a las mutaciones del virus. Inquieta especialmente la cepa sudafricana, de la que no se han detectado casos en la CAV, aunque sí en la vecina Iparralde.

Entre la "preocupación" y la esperanza se mueve también estos días Gorka Orive, doctor en Farmacia, investigador y profesor en el campus alavés de la UPV/EHU, quien pone el foco en la "fatiga emocional" compartida por buena parte de la sociedad ante estos largos meses de crisis sanitaria. En el otro lado de la balanza, el especialista confía en que el buen tiempo no tarde mucho en llegar y eso facilite la realización de más actividades al aire libre, y en que la todavía incipiente vacunación se acelere en las próximas semanas.

Más allá de la lentitud inicial, achacable sobre todo a circunstancias logísticas, "el mayor problema ahora" es a juicio de Orive, "sin duda", la escasez de viales. "El sistema tiene mucha mayor capacidad de vacunación para acelerar el ritmo, pero para eso se necesitan dosis. Aunque soy optimista, porque va a llegar más cantidad, va a haber más vacunas, y esto va a avanzar más", anhela el experto.

Pese a las razonables dudas, Orive cree que inmunizar a buena parte de la población puede y debe ser una meta mínima de cara a estos próximos meses. "No sé los niveles de vacunación que se van a alcanzar, pero el objetivo debe ser en todo caso llegar a esa inmunidad de grupo este año". Cabe recordar que esto supone alcanzar a entre el 65 y el 70% de la población, todavía a una diferencia abismal de las cifras actuales.

A partir de ahí, el investigador y profesor recuerda que "habrá que ver si las vacunas cumplen no sólo su objetivo principal, sino el adicional de reducir la transmisión del virus", que no sólo evitaría los casos más o menos graves de covid, sino que cortaría también la expansión del virus. Por el momento, los ensayos clínicos han demostrado que el preparado de AstraZeneca, cuya distribución en Europa ha estado marcada por la polémica, reduciría la transmisión en un 60%, aunque también que su efectividad no está demostrada entre las personas de mayor edad.

Miren Basaras, doctora en Microbiología, profesora y responsable del Comité de Vigilancia del covid en la UPV/EHU, pone mientras tanto el foco en la falta de claridad y los vaivenes que han caracterizado hasta ahora a la estrategia de vacunación. "Hay que acelerar lo máximo posible la campaña, porque cuanto más tardemos en vacunarnos, más alas le vamos a dar al virus. Debería haber ya un listado sobre las siguientes grupos que se van a inmunizar", apunta la científica.

La aparición de las nuevas variantes también inquieta a Basaras, quien cree que "es probable" que en las calles vascas "haya más casos" de los que se han localizado en los laboratorios. "Si se busca, se encuentra. Y no creo que seamos un sitio distinto a otros. Hay que recordar que antes del cierre perimetral hubo mucha movilidad", reflexiona Basaras. "No sé si es tanto que las variantes no estén presentes aquí, sino un problema de identificación", apostilla, mientras tanto, Orive.

A juicio de Basaras, quien alerta de que incluso pueden ir apareciendo nuevas variantes del virus, la receta pasa por "entrar en las entrañas del virus continuamente". "Hay que hacer una vigilancia exhaustiva, y eso no sólo es ver quién es positivo o no", advierte la experta.

"Hay que hacer una vigilancia exhaustiva del virus, y eso no sólo es ver quién es positivo o no"

Doctora en Microbiología

"El objetivo debe ser en todo caso llegar a la inmunidad de grupo este año"

Doctor en Farmacia