La nueva suspensión del deporte escolar tras apenas una semana de actividad era más que previsible a la vista de la evolución de la pandemia tras las navidades, pero no por ello ha dejado de ser un varapalo para colegios, clubes, familias y jóvenes deportistas.

Fernando Llamas, presidente del C.D. Ariznabarra, explica a DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA cómo desde que se permitió de nuevo volver a las canchas todos los actores del deporte escolar iban revisando la estadística diaria a la espera de que llegara el día en que se superaran los 500 contagios por 100.000 habitantes que señalan la entrada en vigor de la alerta roja. "Lo que no esperábamos es que se suspendieran los entrenamientos de federados además del deporte escolar", señala el dirigente deportivo, muy desgastado con una situación que "va ya para un año" y que él y su familia han vivido en su versión más dura, con un ingreso de veinte días en la UCI por coronavirus.

Fernando explica que los niños más pequeños "estaban muy ilusionados con la vuelta a los entrenamientos" recién frustrada, pero empieza a detectar que los más mayores se empiezan a desmoralizar en un momento de la vida en el que las inquietudes cambian. "Nosotros mantenemos un importante número de jugadores en estas categorías, pero alguno sí llama para dejarlo" asegura.

Por su parte, está dispuesto a abrir las instalaciones del Ariznabarra en junio o julio, si mejora la situación, para que estos jóvenes futbolistas puedan volver a la actividad física cuanto antes. Mientras tanto, se prepara para seguir parando y volviendo a comenzar cada vez que el virus dé una tregua.

En el colegio San Prudencio también se esperaban un nuevo cerrojazo, visto la expansión del patógeno. Mikel Solachi, coordinador de actividades extraescolares del centro, no puede ocultar su desánimo. "Se sabía que iba a pasar. Estamos un poco desesperados, los chavales habían vuelto de navidades con otro ánimo y esto ha sido como un jarro de agua fría", señala Mikel, quien entiende que se restrinja el ocio, pero ve injusta la cancelación del deporte escolar.

"No tiene sentido que los niños puedan hacer educación física en sus burbujas y luego no puedan hacer deporte escolar, de nueve a cinco están juntas 25 personas y los cinco que hacen baloncesto no pueden entrenar, pero sí pueden ir a la academia de inglés o a robótica; puedes ir a la plaza del pueblo a comer pipas con los colegas pero no puedes hacer deporte", lamenta.

De cara al futuro inmediato, en San Prudencio solo ven incertidumbre. "No haces más que preparar protocolos y modificarlos para luego parar otra vez; puede que un viernes entrenemos por primera vez y el sábado haya partido, ya la semana pasada jugamos en Bilbao sin haber hecho un entrenamiento de cinco contra cinco, de aquella manera", explica sobre esta "montaña rusa" en la que "pasamos de cero a cien y de cien a cero".

Mikel teme, como Fernando Llamas, que para muchos chavales y chavalas la pandemia marque el fin de su afición por el deporte. "Ahora para ellos lo divertido es jugar al Fortnite, en tercero o cuarto de la ESO hacen el deporte por inercia", afirma el responsable de San Prudencio, quien pide que "no castiguen a los niños, que son los que mejor se están portando. Se les está haciendo daño".

Marian Gainzarain, directiva del Club de Pelota Zaramaga, tiene el mismo temor que Fernando y Mikel. "Los chavales tampoco pueden practicar en la ikastola, y a nivel de salud y aficiones están cogiendo otros hábitos, están enganchados a la tablet", lamenta Marian, que pone un ejemplo concreto. "Teníamos un grupito majo de pelota femenina, de doce pelotaris, pero tienen 13 o 14 años, es la edad de cambiar de protecciones, de poner tacos, y ese paso no lo pueden dar si no entrenan", explica.

Además, no acaba de entender el veto a los entrenamientos de seis menores en un frontón, donde disponen de metros cuadrados suficientes para ejercitarse individualmente con seguridad. A ello hay que sumar las trabas burocráticas para conseguir permisos que permitan asistir a competiciones a quienes sí pueden hacerlo, como Leire Garai, pelotari del club que el domingo juega la final del Torneo Bizkaia en Bilbao. "Se agradecería a las instituciones que facilitaran las cosas", señala en ese sentido.

En general, en Zaramaga viven la situación con "miedo a todos los niveles". No hay cuotas ni subvenciones y hay seguir respondiendo ante los entrenadores, y aunque "todo esto nos ha pillado con un remanente y no estamos en quiebra, la estructura se tambalea", alerta la directiva del club. "No sabemos qué va a pasar con un club que dentro de poco va a cumplir 50 años", concluye.

"Que no castiguen a los niños, son los que mejor se están portando y se les está haciendo daño"

Colegio San Prudencio

"Los chavales están cogiendo otros hábitos, están enganchados a la tablet"

Zaramaga Pilota Elkartea

"Los más pequeños estaban muy ilusionados con la vuelta a los entrenamientos"

C.D. Ariznabarra