Los problemas con el suministro del fármaco anticovid de Pfizer y BioNTech ya han prendido la mecha del debate político. La remesa semanal de vacunas de Pfizer que llegó ayer al aeropuerto de Foronda aterrizó envuelta en polémica. La polémica que mantienen los gobiernos de Gasteiz y Madrid por la reducción de las dosis que se adjudican a Euskadi tras el anuncio de bajada temporal de la producción por parte de la farmacéutica.

Euskadi recibió ayer solo 8.775 dosis, el 56% del lote habitual que se elevaba a 15.600. Este recorte se ha producido después de que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, anunciara el pasado sábado que se primaría en el reparto de los antídotos a las comunidades que estén más adelantadas en la vacunación ante el descenso de la producción, aunque ayer finalmente se decidió reducir de forma equitativa la cantidad recibida por cada territorio. Y es que Pfizer ha reducido sus envíos en un 41% con respecto a las tres remesas anteriores. En lugar de las 350.000 previstas, la farmacéutica se ha limitado a enviar 205.727.

El lehendakari Iñigo Urkullu aseguró en la tarde de ayer que "no es nuestra intención buscar la polémica sino explicar cuál es el criterio que creemos más eficaz. Ya dije el viernes que, al final, llegaremos todos al mismo tiempo y al mismo sitio". "Mientras no tengamos otras vacunas estamos casi en manos de un monopolio en fabricación y distribución. Por eso debemos ser precavidos y previsores en la búsqueda de la eficacia de la vacuna y administrar la segunda dosis con seguridad en el plazo establecido de 21 días".

Ante el tijeretazo, la consejera de Salud del Gobierno Vasco, Gotzone Sagardui, ya ha trasladado al ministro, Salvador Illa su malestar. Ayer aseguró que es "injusto" que se penalice a Euskadi por guardar segundas dosis de vacunas. Además, afirmó que el Ejecutivo vasco no guarda las dosis de las vacunas contra el covid-19 "para tenerlas", sino para asegurar que todas las personas reciben las dos dosis necesarias en los 21 días que requiere el proceso de vacunación. Hay que recordar que, tal y como explicó la consejera de Salud en una entrevista este domingo en DNA, Euskadi ha estado reservando la mitad de las dosis que recibía para poder garantizar la inoculación de la segunda tanda a los ya vacunados y lograr su total inmunidad, en previsión de que se pudiera producir un desabastecimiento.

Sagardui afirmó que confía en que el Gobierno español modifique su postura en relación al reparto de las dosis tras la ralentización del abastecimiento. "Esperamos que las cosas se hagan de manera diferente en las próximas semanas, porque nuestra estrategia ha resultado acertada", aseguró.

Al parecer, los cambios en el proceso de producción en las instalaciones de Pfizer en Puurs, Bélgica, retrasará los envíos de vacunas durante un mes. Sin embargo, los cambios proporcionarán, supuestamente, un aumento significativo de las dosis para febrero y marzo.

Sagardui reiteró que el cambio de planes es "injusto para Euskadi". "Estamos de acuerdo en que las dosis son para administrarlas. Nosotros no las guardamos para tenerlas ahí, sino que lo hacemos para garantizar las dos dosis necesarias para la inmunidad total de la población sabiendo que sólo están la de Pzifer y la de Moderna, y son muy pocas.", explicó. De esta manera, Sagardui señaló que hasta anteayer domingo 394 usuarios de residencias habían recibido ya las dos dosis necesarias para completar el proceso de inmunización. "Esperemos que, de aquí a pocas semanas, se incremente el número. Osakide-tza está preparada para incrementar las vacunaciones actuales", reseñó.

La controversia ha llevado al delegado del Gobierno en el País Vasco, al socialista Denis Itxaso, a reprochar el domingo al Ejecutivo autonómico que las vacunas "están para ponerse y no para guardarlas". Una afirmación rebatida por la consejera de forma rotunda. "Cuando no tienes capacidad de comprar fuera y estás en manos de un único laboratorio, tienes que asegurar que en 21 días las personas puedan recibir la segunda dosis", remarcó la titular de Salud, quien añadió que "se ha demostrado que la estrategia del Gobierno Vasco es adecuada" al recordar que en el suministro de preparados de Pfizer "una semana llegaron un miércoles en lugar de un lunes, después vino la nieve, y ahora los recortes".

Mientras tanto, el proceso de vacunación sigue avanzando y prácticamente la totalidad de personas residentes en los geriátricos han recibido la primera dosis, y la segunda se están empezando a administrar. Además, el pasado viernes se comenzó a inyectar en el Hospital de Cruces el antídoto al personal sanitario. De hecho, ayer mismo se estaban vacunando profesionales del Hospital de Galdakao, al tiempo que también eran inoculados sanitarios del hospital Donostia y la comarca de Donostialdea.

El PNV no oculta su enfado por el recorte y el cambio de criterio. Así, la presidenta del BBB, Itxaso Atutxa, afirmó ayer que "si Euskadi hubiera puesto todas las vacunas" que le llegaron inicialmente sin haber guardado una reserva "el Gobierno no hubiera podido ahora abastecer al resto del Estado" para poner la segunda dosis. "Es una injusticia reducir el número comprometido de vacunas a quienes hemos gestionado la vacunación de forma responsable", destacó. En Radio Euskadi, Atutxa consideró que la gestión que ha realizado el Gobierno Vasco reservando parte de las dosis que recibió inicialmente ha sido la más acertada y por ello, se merece "menos críticas y quizás un poquito de agradecimiento".

A su juicio, con el retraso en la llegada de las vacunas de Pfizer al Ejecutivo de Pedro Sánchez se le plantea el problema de que la segunda dosis hay que administrarla en el plazo marcado por el fabricante y "tendrá que valerse de quienes como el Gobierno Vasco tuvieron otra estrategia que se criticó" para poder vacunar a tiempo. "Una vez más, Euskadi va a demostrar que es solidaria", señaló Atutxa.