- La vitrina que en la Casa de Juntas de Gernika protege la, recientemente restaurada, guitarra del autor del Gernikako arbola, José María Iparagirre, tiene un nuevo inquilino, y es alavés. De hecho, se trata de un cuerno bocinero -tallado con las dos primeras estrofas del famoso himno, que ha salido de las manos del artesano de Menagaray (Ayala), Juan Antonio Alaña, tras 80 horas de trabajo. La pieza, además, luce una hoja de roble, en cuyo interior aparece tallado el propio árbol y la Casa de Juntas de Gernika, junto al lema Gernikako Batzarretxea en letras de molde, y un lauburu. "Lo tenía preparado hace ya 13 años, pero no he encontrado la oportunidad de donarlo hasta ahora a las Juntas Generales de Bizkaia, pues creo ese es su sitio, aunque me siento muy halagado del espacio al que lo han destinado, porque para un artesano es algo muy grande. ¡Nada menos que junto a la guitarra de Iparagirre!", exclama orgulloso el autor a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, no sin antes matizar que nadie se extrañe de la grafía empleada, ya que "he plasmado las estrofas, tal y como Iparagirre las escribió, con la letra c en vez de la k. En 1853 aún no existía la gramática vasca, y cada uno escribía en euskara a su aire", informa.

Ésta no es la primera vez que una institución o personalidad recibe un trabajo de Alaña, ya que es una práctica habitual de este gran apasionado de los viajes que, ha dejado parte de su obra en formato cuerno en casas vascas de muchas partes del mundo, tales como la Euskal Etxea de la remota población de Shangai, donde entregó otro cuerno con la nana Haurtxo txikia tallada en euskara. "Pienso seguir donando mis trabajos y con mucho cariño, además, porque vender ya sabe quien me conoce, que no hago. Me hace mucha ilusión pensar que, cuando acabe mi ciclo vital, la gente pueda seguir disfrutando de mi obra. Almacenada en mi caserío no pinta nada", asevera con énfasis el artesano.

Otros rincones, esta vez museos, que lucen piezas de este artesano ayalés son el del Carlismo de Ormaiztegi, el minero de Gallarta o el etnográfico de Orozko. En este caso, ha sido la cámara foral vizcaína la destinataria del trabajo, pues cada año cuenta con él para llamar a junta con sus ya famosos instrumentos aerófonos, en la jornada de los Montes Bocineros. Una tradición que se recuperó en 2004, con motivo del 25º aniversario del restablecimiento de las Juntas Generales de Bizkaia, y en la que se rememora el uso de bocinas de cuernos -empleado desde la Edad Media y hasta el siglo XVII-para anunciar a las gentes la celebración de las Juntas Generales del Señorío de Bizkaia desde las cimas más representativas de cada merindad; es decir, los montes Kolitza, Ganekogorta, Gorbeia, Oiz y Sollube.

El primer monte en dar el aviso empleando el cuerno era el Gorbeia y, a continuación, los otros respondían desde sus respectivas cimas. Cuando los pueblos vecinos advertían la llamada a la participación ciudadana, sabían que en el siguiente cambio de luna tendrían lugar las Juntas Generales. En la actualidad, esta jornada se celebra, de manera rotatoria, en cada una de estas cinco cimas, y es un acontecimiento que reúne a amantes del montañismo y de las costumbres vascas. En 2020 tocaba hacerlo desde la cima de Gorbeia, el pasado septiembre, pero la pandemia lo impidió, aunque sí se celebró un acto alternativo en Gernika, junto al simbólico árbol y en octubre, al que tampoco faltaron Alaña ni sus creaciones, quedando la citada donada y expuesta en el lugar para el que fue elaborada, el pasado 29 de diciembre.

Otro proyecto de Alaña que espera a ser expuesto es la colección Gure Aitak. Un total de 44 cuernos tallados con el Pater Noster en grafías de idiomas de todo el mundo, tales como el arameo, el chino, el árabe o el hebreo, entre otros más minoritarios como el Malayán indio, el Quechua o el Cheroquee, que el artesano ayalés ha culminado durante el confinamiento, fijándose en "unas postales que adquirí en Jerusalén, con el padre nuestro en múltiples idiomas", aclara. Por lo que respecta a su exposición, Alaña espera que eso ocurra en la próxima edición del Mercado de Antaño de Artziniega, a donde acudirá acompañado de "alguien versado para hacer la explicación pública, mientras yo tallo", adelanta.

Si eso ocurre el próximo mes de septiembre "dependerá de cómo avance la pandemia, a ver si se estabiliza la cosa", matiza. Mientras tanto, él ya se ha provisto de nuevo material, en este caso, chapas de cobre, con la intención de tallar las ocho estrofas completas del Gernikako arbola, al tiempo que sigue preparando su próximo viaje. "Será a la ciudad de Fez en Marruecos, que tiene mucha historia, y cuando se pueda", subraya. Lo que sí espera es regresar a Jerusalén cuando cumpla los 75 años. "Ahora tengo 70", detalla el relevante artesano.