- El cierre de bares y restaurantes, y el buen tiempo, ha trasladado en muchas ocasiones la comida a las calles con gente almorzando y haciendo picnic en jardines y plazas. También el consumo de bebida se ha vuelto habitual en la vía pública y no solo de cafés para llevar. No obstante, la clausura de la hostelería también conlleva que no se coma ni se beba al aire libre. Bingen Zupiria recordó ayer que “el compartir un café en un banco en la calle con otras personas es una situación de riesgo porque estamos sin mascarilla más tiempo” e indicó que se ha constatado que “las papeleras abarrotadas de envases y rodeadas de colillas pueden ser elementos de transmisión y contagio”. Hay que señalar que el Ministerio de Sanidad ya planteó en octubre la posibilidad de prohibir estos consumos en la vía pública con el fin de evitar la propagación del virus.

El Ejecutivo de Urkullu también se ha visto obligado a rectificar una controvertida medida del decreto aprobado el día 6 que había levantado ampollas. Así, se podrá vender cafés y bebidas no alcohólicas para llevar aunque no formen parte de un pedido de comida efectuado previamente por el cliente. Hasta ahora era necesario que la adquisición de cafés estuviera ligada a la compra de comida, por lo que los bares vendían, junto con la bebida, algún comestible como pinchos o piezas de repostería. Zupiria explicó ayer que se ha decidido esta flexibilización para evitar un “agravio comparativo” con las panaderías y pastelerías.

Sin embargo, el portavoz del Ejecutivo vasco dio una vuelta más de tuerca a las restricciones y alertó sobre las consecuencias sanitarias que puede tener consumir cafés o alimentos en los espacios públicos, por lo que invitó a los ciudadanos a tomar sus consumiciones en sus domicilios o lugares de trabajo. Zupiria constató que aparecen “numerosos envases de bebida vacíos en papeleras, así como un elevado número de colillas, junto a bancos de calles y parques”.

Y recordó que algunas de las personas que consumen esos productos pueden estar contagiadas de coronavirus, por lo esta práctica genera situaciones de “riesgo sanitario”. En este sentido, apuntó cómo la pasada primavera, muchos bancos y parques fueron precintados, y cómo operarios de limpieza desinfectaban con regularidad papeleras y otros elementos de mobiliario público para evitar infecciones.