- Los dos hermanos gasteiztarras acusados de maniatar, amordazar y matar a un señor en Santander para poder robarle hace tres años, se sentaron ayer en el banquillo de los acusados y uno de ellos acabó reconociendo los hechos.

Durante su declaración en el juicio con jurado popular que arrancó ayer en la Audiencia de Cantabria, uno de los acusados reconoció que estuvo con su hermano en el garaje de la calle Beato de Liébena para robar joyas y dinero y que maniató a su víctima de 81 años para poder cometer la fechoría. Aseguró también que cuando terminaron con su objetivo, dejaron a su víctima atada y con vida porque, según relató, no tenían intención de matarle. Tras esta confesión, este acusado pidió perdón a la familia por lo ocurrido. "Siento mucho lo que ha pasado. No era mi intención matarle, ni que muriese", declaró.

Además, también detalló que ataron a la víctima y le quitaron las llaves de la casa, pero que no le pusieron un trapo en la boca, precisamente, por si se ahogaba ya que no pretendían matarle y por ello, le dejaron maniatado pero con vida, según su declaración.

De hecho, también relató que al día siguiente del robo, ya de vuelta en Vitoria, se levantó temprano para llamar desde una cabina telefónica a la Cruz Roja porque estaba "preocupado" y no quería que muriese nadie". Esta llamada anónima fue difundida un año y medio después por la Policía, circunstancia que permitió identificar a su autor. Quien no pidió perdón ni reconoció su implicación, sin embargo, fue el segundo acusado.

En este caso, este hermano negó toda participación en el crimen y afirmó, de hecho, que los dos viajaron a Santander por motivos laborales, concretamente, porque "les habían llamado para hacer un trabajo de pintura y albañilería" pero zanjó su declaración argumentando que nunca estuvo ni en el garaje ni en la vivienda de la víctima, a la que, según su versión, ni tan siquiera conocía.

Además de estos dos hermanos, en el banquillo también se sienta una tercera persona, un "cooperador necesario", vecino de Santander que, al parecer, llevó a los presuntos asesinos en su coche al garaje y a la casa de la víctima y les proporcionó alojamiento durante los tres días que estuvieron en la ciudad. El amigo se defendió y argumentó que él no sabía que planeaban un robo pero que se dio cuenta de cuál era su intención cuando les acompañó con su coche, y aún así les esperó "a sabiendas".

En la vista también dio su versión de los hechos la mujer de la víctima y explicó que el 4 de febrero de 2017 se encontraba cocinando cuando entraron los presuntos asesinos a su casa. Desde su cocina ella no escuchó ruidos en la puerta ni se percató de que dos individuos estaban asaltando su vivienda porque entraron con llaves y además había obras en el piso de arriba. Una vez dentro, según la mujer, también la ataron y amordazaron El fiscal acusa a los tres hombres de delitos de asesinato, robo, detención ilegal y lesiones leves a la mujer del fallecido, que se encontraba en la vivienda cuando los hermanos fueron a la casa para robar. Por ello, solicita para cada uno de ellos 35 años de prisión: 23 años de cárcel y libertad vigilada durante 10 más por asesinato, tres años por robo con violencia y otros 5 por robo con violencia en casa habitada, la misma condena que pide la acusación particular.

Los hechos. A estos dos hermanos gasteiztarras se les acusa de asesinato, robo, detención ilegal y lesiones leves a la mujer de la víctima por hechos ocurridos el 4 de febrero de 2017. Aquel día entraron presuntamente a una vivienda de Santander para robar joyas y dinero tras enterarse de que su víctima tenía una caja fuerte.

Penas de prisión. El Fiscal solicita para cada uno de ellos hasta 35 años de prisión por el asesinato y el resto de delitos que se les acusa.