- El movimiento ciudadano surgido en Amurrio para frenar el cambio de nombre del colegio público de Educación Infantil y Primaria Lucas Rey-Matías de Landaburu por el del barrio en que se asienta -es decir, Mendiko Eskola- continuó ayer en el paseo Elexondo de la villa ayalesa, aprovechando el mayor tránsito vecinal de los días de mercado. Rozan ya las 900 firmas recogidas desde que iniciaron su lucha el pasado mes de julio, y continuarán a lo largo de todo el mes de septiembre.

"Hemos dejado hojas en bares y comercios, pero hoy llevaremos nuestra mesa informativa, no se aún si a Askargan, Bideko o Alto las Chozas, aprovechando el paso de la carrera a Garrastatxu", explica a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, uno de los impulsores de esta causa, Alfredo Cerrillo, en referencia a la carrera ciclista Andra Mari Txiki de la localidad de Baranbio, que servirá para dilucidar a los nuevos campeones provinciales y autonómicos élite y sub-23, ya que la prueba será puntuable para el Campeonato de Álava y de Euskadi.

Todo en defensa de la memoria de quien fuera maestro de 1893 a 1934, impulsor de la construcción del actual Ayuntamiento, con unas escuelas en sus bajos, y alcalde en 1925, así como nombrado hijo adoptivo del municipio por su labor educativa en 1927. Por su parte, la asociación etnográfica Aztarna se ha estado encargando de los trámites burocráticos encaminados a que el Departamento de Educación del Gobierno Vasco no apruebe el cambio de nombre, aprobado ya por mayoría en el seno del Consejo Escolar del centro implicado y refrendado por el propio Ayuntamiento el pasado mes de julio. "El pasado martes nos reunimos con la alcaldesa, Josune Irabien, y nos confirmó que el tema está en Educación y suponemos que, en suspenso, dado todo el lío que tienen ahora con el inicio del curso escolar. Algo en lo que no queremos interferir para nada, que bastante complicado lo tienen ya. Son dos temas totalmente diferentes y la nuestra, una causa que consideramos justa y justificada, como así nos lo está demostrando la motivación de la gente con su apoyo. Estamos contentos y seguiremos adelante sin prisas y con mucha paciencia, pero sin pausas para que no se olvide", subraya Cerrillo.

De hecho, están convencidos de que, quienes han tomado la decisión de solicitar el cambio de nombre, no son conscientes de la huella que dejó Lucas Rey en Amurrio. En este sentido, instan a leer Lucas Rey, maestro siempre. Un libro escrito por Félix Núñez Uribe que recoge lo que significó para el municipio este profesor, mediante no solo sus vivencias, sino también testimonios de agradecimiento de exalumnos donde se demuestra el gran cariño que le profesaban. "Llegó a tener a su cargo a 120 alumnos a la vez, en una época en la que no había más que analfabetismo y miseria, y a todos los inculcó valores, aparte de enseñarles a leer y escribir, y las cuatro reglas básicas que se decía por aquel entonces", recalcan.

Esta no es la única modificación de denominación que están experimentando los colegios de Amurrio en los últimos años. En septiembre del año pasado, el mítico Virgen Niña pasó a denominarse Amaurre, tras un proceso de reflexión que pretende revitalizar el proyecto educativo en respuesta a los retos del siglo XXI; y hace ya unos años que el antiguo colegio Antonio Rueda se conoce con el nombre de Zabaleko. "Esos nos parecen cambios lógicos, porque las religiosas del Virgen Niña ya no son las gestoras del colegio y el centro del barrio San José llevaba el nombre de un gobernador del Franquismo, pero el caso de Lucas Rey es muy distinto".