ruña Oka ha diseñado 15 recorridos senderistas por la naturaleza para los amantes de las rutas. Son tres itinerarios en cada uno de los cinco pueblos del municipio, y hay recorridos para todos los gustos y adaptados a diferentes niveles: desde excursiones sencillas de dos horas de duración, aptas para todos los miembros de la familia, hasta exigentes jornadas de muchos kilómetros.

Además, el Ayuntamiento ha instalado paneles informativos en cada una de las localidades. “Son senderos de los que nos sentimos orgullosos en Montevite, Ollávarre, Nanclares, Víllodas y Trespuentes”, subrayan portavoces del Consistorio. Recomienda, no obstante, que antes de iniciar cualquier ruta, los caminantes revisen su equipo: calzado, ropa, protección solar y agua, ya que en estos recorridos únicamente hay fuentes en los pueblos. Debido al terreno, las rutas tampoco son aptas para realizarlas en BTT.

En la página web del Ayuntamiento de Iruña Oka están las indicaciones para seguir las rutas desde el teléfono, ya que no están señalizadas, por lo que es imprescindible seguir el track para poder cubrirlas. “Se puede hacer con sólo hacer click en los enlaces que aparecen en cada recorrido”, indican, encantados con el éxito que está teniendo la iniciativa en esta época de pandemia sanitaria en la muchos visitantes buscan entornos rurales.

La primera ruta es Vallegrande, de ocho kilómetros. Se trata de una subida por este paraje del lado sur de Badaia en una etapa dura, sin tiempo para el descanso. Destaca el cerrado bosque de encinas y madroños y en lo más alto está Oteros que, con sus 1.036 metros, es el punto más alto de la sierra. La bajada, en cambio, es tranquila y el senderista se puede cruzar con el ganado que transita los caminos.

Seis kilómetros tiene la denominada El pueblo vecino, un recorrido tranquilo, apto para toda la familia. Camino de Ollávarre a través del GR 282, se cruzan al andar campos de cultivos, muros de piedra y túneles de encinas. La vuelta se realiza por el camino del monte, a través de estrechos senderos hasta llegar de vuelta a Montevite. La tercera ruta es la de San Vítores, de 10,7 kilómetros. La subida a San Vítores es todo un clásico, un itinerario circular entre bosques de pinos, encinas y hayas, con subidas duras, pasos que impresionan cercanos al cortado y, sobre todo, magníficas vistas; eso sí, conviene no adentrarse en la zona del cortado con lluvia o niebla.

Son tres elementos que se aprecian a lo largo de los cuatro kilómetros de la primera ruta de Trespuentes. Un paseo a través de la ribera del río Zadorra, una caminata sobre la alfombra de hojas de chopo en busca de las ruinas de Iruña Veleia. Desde ese pequeño promontorio llamado Arkiz y rodeados de arces comunes y de arces de Montpellier, se ve Trespuentes.

El segundo recorrido, por su parte, el de la encina de Balaukio, de siete kilómetros, parte de una gigantesca encina, rodeada de verdes campas y pozos de ganado. Cabe subrayar que esta encina fue alcanzada por un rayo y sus enormes cicatrices llaman claramente la atención. También se pueden observar los alrededores del jardín botánico de Santa Catalina y el término de Kortalde. “Una ruta ideal para hacer con niños”, recomienda el Ayuntamiento de Iruña Oka.

Y para despedirse de Trespuentes, los senderistas pueden adentrarse en los bosques secretos gracias a un itinerario de 14 kilómetros y dificultad moderada; el conocido como Ajarte. Se trata de un lugar que ha permanecido imperturbable durante siglos, con robles centenarios de más de cinco metros de perímetro. Otras sorpresas de esta ruta son la sima y el valle de Santa Águeda, embarradas en época de lluvias.

Ya en Ollávarre, destaca la ruta de 14 kilómetros que lleva a la cima de Badaia por Santorkariz, las cortes de Ollávarre, el alto Murillo y, por supuesto, la cima Oteros, con vistas hacia el valle de Kuartango y parte de la Llanada. La bajada comienza inicialmente por la pista para luego adentrarse en un cerrado bosque hasta las campas de Marromediano. Desde ese punto solo queda descender tranquilamente hacia el pueblo.

El segundo recorrido consiste en una caminata de 6,42 kilómetros en busca de encinas saliendo, dirección norte, hacia Santolcarro y cruzando la valla para empezar una exigente subida hasta la encina denominada Hermosa. El camino sigue hacia la campa del Bragal, donde comienza el sendero hacia otra encina, la del Resquicio, quizá la de mayor porte de todo Badaia. Y dirigido tanto a pequeños como a mayores está el paseo entre encinas, madroños, quejigos etc. que sube hacia las campas de Marromediano, a los pies de la sierra. Este sendero enlaza de vuelta con la ruta GR 282 que lleva al viajero de vuelta al pueblo entre encinas, muros de piedra y campos de cultivo. En total, 4,6 kilómetros.

Ya en término de Víllodas, una sencilla ruta de 5,8 kilómetros a través del GR 25 desemboca en una red de senderos que no tiene desperdicio: boj, madroños y coscojas hasta llegar al alto de El Escobillo. Un paseo perfecto para cualquier época del año y para toda la familia. La segunda caminata, la del telégrafo óptico (9,6 kilómetros) lleva hasta esa pequeña torre visible desde casi cualquier punto del municipio. Muchos la conocen como El castillo de La Puebla, pero en realidad, se trata de un abandonado telégrafo óptico. Partiendo desde Sorribas, la antigua N-1 conduce al inicio de la subida, primero por pista y luego por un cerrado sendero en fuerte ascenso. Una ruta que encierra laberintos de encinas y curiosas vistas.

La tercera etapa, la del alto Murillo, de 14 kilómetros, parte de Nanclares en dirección norte, bordea el perímetro de la cantera Navarra pequeña, un impresionante cortado de cientos de metros y asciende entre carrascas bajas y madroños. Un recorrido hasta llegar al Alto Murillo, donde tres mojones indican el límite de la sierra Badaia con los montes de Ollávarre y Montevite.

El quinto pueblo de esta guía de rutas por la sierra de Badaia a visitar es Víllodas. La ruta de la Kutxeta invita en 12,3 kilómetros a una subida dura hasta los altos pozos de Badaia. Cerradas sendas y caminos conducen hasta las campas de Kortalde, desde donde se otea la esencia de la sierra Brava de Badaia.

Otro sendero para descubrir, más corto, de 3,5 kilómetros, es el de San Pelayo, con visita a la ermita del mismo nombre. Una ruta fácil de realizar con tiempo suficiente para echar un bocado en el merendero y descansar en las campas cercanas a la ermita. Esta ruta también acerca al viajero hasta la orilla del Zadorra para ver los llamados pasos de Gárabo. El recorrido por Badaia concluye con el itinerario número 15, el del alto de Intxorti con una distancia de 7,2 kilómetros. Los alrededores de este pueblo tienen cantidad de sendas, desde el alto de Intxorti, además de bonitas vistas, el caminante puede adentrarse, una vez más, entre encinas y madroños que se han convertido en verdaderos túneles vegetales.