sun Gorospe y Mari Carmen Albarado, dos neskas veteranas que llevan la fiesta en el cuerpo, han dicho adiós por este año a La Blanca. Aunque reconocen que más que un adiós, es un "hasta el año que viene", y ni siquiera eso, porque tienen pensado acudir a la misa que celebrarán los blusas veteranos. Eso sí, lo harán con pena porque en esta ocasión no podrán juntarse y demostrar que la juventud es algo que se lleva muy dentro.

Gorospe recuerda que tenían previsto, al menos, celebrar la misa, hacer un aurresku y el ramo de flores que colocan fuera, pero al final han decidido que solo se celebre la misa, y el aurresku y la ofrenda floral los realizarán finalmente dentro, para cumplir con las normas sanitarias y de seguridad. Por eso, este ocho de agosto será atípico para ellos, que aprovechan la ocasión señalada, este día que es su día, para juntarse y celebrar que les queda cuerda para rato. "Decíamos de haber ido a algún sitio, pero no vamos a hacer nada de nada", informa con pena.

Recuerda que esta decisión la tomaron también observando la elección que realizaron los blusas y las neskas el día de Santiago, que se limitaron a celebrar la misa y hacer un pequeño homenaje a los fallecidos en el cementerio, porque todos ellos son conscientes de que este año no deben hacer celebraciones, que ellos también tienen que ser responsables y seguir el consejo de proteger y protegerse.

"Yo soy neska desde que me jubilé, desde que empezaron a salir los blusas veteranos, y a todo lo que había yo me apuntaba", rememora Gorospe con cariño. Y es que este año está dedicado también a recordar tiempos pasados, es un año de retrospección, de mirar al pasado para enfocar después el futuro. Asegura que aunque en cada edición hacen lo mismo, siempre es único. "Por un día, parece que nosotros somos los jóvenes", ríe. Porque algunas veces, amigas suyas se han sumado a salir con ella y a disfrutar de la fiesta desde dentro. Y viviéndolas de verdad, Gorospe es una auténtica experta, porque las vistas desde su casa son absolutamente privilegiadas; con la Virgen Blanca y la torre de San Miguel coronándola al fondo, imponente sobre el resto de edificios. "En mi terraza siempre he tenido gente. Este año solo se van a hacer los actos religiosos, y se garantizarán las medidas, así que voy a ir a los que pueda", adelanta.

Además, reconoce que aunque no se sea devoto, ser devoto de la Virgen Blanca es algo "muy diferente. Es algo que se lleva por dentro. Para mí, el Alavés y la Virgen Blanca son sagrados. Si me hicieran elegir, no sabría. No me voy a decantar", ríe. La Blanca para ella es una cosa interior. "El Alavés también", reconoce, como siempre, sin perder la sonrisa que tanto le caracteriza. Para ella, estas fechas están bien marcadas en el calendario, porque aprovecha para estar con sus amigos, que vienen a verla. Atesora recuerdos muy bonitos de momentos vividos con todos ellos, viendo la bajada de Celedón y disfrutando de las comidas de celebración con su familia. "Yo soy muy privilegiada, pero si puedo compartirlo con los demás, es aún mayor el privilegio. Hay amigos a los que no veo más que ese día, pero me hace ilusión", se reafirma Gorospe. Este año, sin embargo, adelanta que la comida que organiza siempre con la familia también tendrá que esperar, porque en este momento asegura que optar por hacerla "no sería responsable".

La comida de La Blanca suele congregar en su casa a varias personas, pero esta vez ya ha avisado a todo el mundo y le ha dicho que "este año, nada de nada. Si no hay fiesta, tampoco hay comida", porque recuerda que los encuentros familiares están siendo en estos momentos focos de contagio, por lo que para prevenir prefiere no arriesgarse.

También anunció que iría, además de a actos como la misa, a la entrega del Celedón de oro, porque asegura que al ser ella también Celedón de oro, es algo que tiene que hacer. "Este año es una entrega distinta, pero no queda otra", aunque reconoce que lo que más pena le da es el día de los niños, ya que cada año aprovecha para invitar a los pequeños venidos de Chernóbil. "Me ponía la camiseta del Alavés, que por detrás tiene escrito Asun, y todos los niños gritaban mi nombre, muy contentos. Los echo en falta", reconoce.

Mari Carmen Albarado, por su parte, es neska veterana desde hace años, y coincide con Asun en que, a pesar de que el itinerario y la programación suelen ser siempre las mismas en cada edición, cada año es único, porque las vivencias y recuerdos que atesora de todos ellos son especiales. "No me gusta perdérmelo nunca. El veterano y el día 6, que también salimos a cantar, son los más ideales de todas las fiestas, igual que el de la Virgen Blanca".

Atesora grandes recuerdos de años pasados vividos en las fiestas, y esta vez ha acogido la noticia con tristeza. "Es lo que toca. Toca ser prudente y responsable, y evitar las aglomeraciones. Yo ya saludaré a la Virgen Blanca desde La Florida", adelanta Mari Carmen, porque esa es una cita ineludible. Ya el año que viene, encararán el programa festivo de nuevo con ganas de pasarlo bien, como hacen siempre, porque ambas se reafirman en que este año, que está siendo duro, es para descansar y reponer todas las fuerzas que se han perdido por el camino en esta batalla contra el virus. "Ahora tenemos que ir pensando en nosotros día a día, y si el año que viene llegamos, pues encantados de retomarlo", subraya Albarado.

Ella tampoco tiene grandes planes previstos para este año, porque recuerda que no es el mejor momento tampoco. "Va a venir mi hijo de Madrid, y a ver si nos reunimos un día. Tengo cuatro hijos con sus respectivos hijos, y no nos podemos reunir en casa porque somos muchísimos, así que tendremos que plantearnos a ver si podemos hacer algo en la sociedad. Pero claro, en las sociedades tampoco puedes si ya hay gente. Este año es muy complicado, la verdad".

Las dos, tanto Asun como Mari Carmen, piden a Celedón y a La Blanca que hagan que el covid-19 se vaya de una vez por todas. "Creo que lo pensamos todos en el mundo, no solo en Vitoria. Es lo único que le pediría, porque es algo mundial", asegura Gorospe, y no pierde la esperanza de que se vuelva real. "No es miedo, es realidad. Por eso, pido no tener que oír la palabra pandemia nunca más en mi vida. Si tuviera que hacer algo para que se vaya, lo haría. Por pedir que no quede", afirma finalmente.

También ese deseo lo tiene Albarado. "Habrá que confiar en que se vaya y que salga una vacuna para hacerle frente, porque se ha parado el mundo literalmente". Además, extiende una petición también a la ciudadanía. "Pediría que todos seamos responsables, también los chavales adolescentes, que no se dejen llevar excesivamente". Por eso, porque ambas recuerdan que el año que viene ya habrá tiempo de celebrar oficialmente, apelan a la responsabilidad individual, a que se cumplan las medidas y se guarden las distancias, así como que se empleen las mascarillas para hacerle frente mientras siga aquí "el bicho". De esta forma, y aunque sea en familia, van a disfrutar de un no día del blusa y la neska veteranos, porque el año que viene llegará el de verdad.

"Decíamos de haber ido a algún sitio, pero al final no vamos a hacer nada de nada. Es una pena"

Neska veterana