- Como grupo de alto riesgo que es frente al coronavirus, las personas que están luchando contra el cáncer y los familiares que conviven con ellas afrontan estos días un aislamiento especialmente estricto para evitar contagios. Sin embargo, el riesgo cero no existe por diferentes motivos y los sentimientos de miedo y ansiedad están aumentando de forma importante entre este colectivo en el contexto actual. Así lo corroboran en conversación con este periódico Amaia Zugadi y Mariví García, psicóloga y trabajadora social de la Asociación española contra el cáncer en Álava (AECC), que desde el inicio de este obligado confinamiento se están volcando en ofrecer su apoyo a los pacientes con cáncer y sus allegados por vía telefónica o telemática. Como tantas otras vecinas, teletrabajando. La necesidad de atención crece al mismo ritmo que las preocupaciones se ven alteradas e incrementadas entre los afectados y, junto a Zugadi, García y otros profesionales de la asociación, un amplio grupo de voluntarios de la AECC está prestando también su ayuda por vía telefónica a quien lo necesite ante la imposibilidad de que los acompañamientos sean presenciales.

Zugadi atiende desde que comenzó el estado de alarma una medida de seis llamadas diarias, donde se intercalan seguimientos más rápidos con intervenciones que pueden extenderse durante alrededor de una hora. "Mantenemos el contacto incluso más a menudo de lo habitual", apunta la psicóloga. Tanto ella como García están trabajando estos días fundamentalmente con pacientes que ya mantenían contacto con la AECC antes de que la crisis irrumpiese en el territorio. "Parece que cuesta más llegar a nuevas personas si antes no nos han puesto cara. Por eso, respetamos, tomamos nota y en cuanto se recupere la normalidad, les llamaremos", remarca la psicóloga de la entidad.

Zugadi describe que al otro lado del teléfono "habitualmente" se está encontrando sentimientos de "ansiedad, por la preocupación que existe ante la enfermedad, e incertidumbre". También, de "tristeza" por la falta de contacto que no sea telefónico con los seres queridos. En líneas generales, la profesional apunta que las necesidades de los pacientes "han cambiado", independientemente de la fase de la enfermedad en que se encuentren, porque ese temor al contagio "está ahí" tanto en ellos, que pueden tener que desplazarse por necesidad al hospital, como en sus familiares, que pueden tener que salir a la calle para llenar la despensa o, en el peor de los casos, a trabajar sin las medidas de seguridad exigibles. El miedo también se extiende a la posibilidad de que los tratamientos oncológicos que deben recibir puedan paralizarse por la presión sobre el sistema sanitario, aunque Zugadi remarca que al menos en los casos que ella conoce estos procesos se están llevando a cabo con relativa normalidad en Txagorritxu. "El problema no es tanto quedarse en casa, porque por desgracia ya lo han aprendido antes y están súper adaptados, si no ese miedo a la enfermedad", sintetiza la psicóloga. Su compañera García también está detectando "sobre todo miedo, muchísimo miedo", porque es un colectivo "que se reconoce vulnerable". "Lo es por su propio proceso, y ahora más", apunta la trabajadora social.

A la hora de intervenir, Zugadi apunta que habitualmente trata de "normalizar" la situación, porque según recuerda "hay mucho tiempo para pensar, no sólo en esto sino en lo que venga después". "Sobre todo, tratamos de centrarnos en el día a día, en no echar las campanas al vuelo e ir paso a paso, con objetivos a corto plazo", apunta, por su parte, García. Para ello, ambas profesionales animan a las personas que atienden, entre otras cosas, a mantener una rutina y "un orden" para "no abandonarse", a explotar aficiones o a "compartir el tiempo" con familiares y amigos aprendiendo también a relacionarse "de otra manera," gracias a todas las posibilidades que ofrecen las redes. "Que no dejen de hacerlo por no poder salir a la calle. Se trata de adaptarse a lo que vaya surgiendo, siendo flexibles", subraya la trabajadora social. Por descontado, también les piden no salir a la calle salvo que sea estrictamente necesario. Zugadi, no obstante, alaba que "si hay un colectivo prudente estos días, es éste": "Toman todas las medidas que hay que tomar y muchas más".

Cabe recordar que la sede de la AECC en la plaza Porticada de Mariturri se encuentra cerrada estos días y que la entidad ha trasladado sus servicios presenciales a los canales remotos, tanto el telefónico 945 263 297 como el digital -alava@aecc.es-, para poder seguir atendiendo a los pacientes con cáncer y sus familias. La AECC mantiene también activado el teléfono gratuito de Infocáncer 900 100 036. "Es muy importante que sepan que estamos ahí y que cualquier demanda que tengan se va a recoger. Que no dejen de llamarnos, y en este momento todavía con más motivo", subraya la trabajadora social.

"Si hay un colectivo prudente, es éste. Toman todas las medidas que hay que tomar y muchas más"

Psicóloga de la AECC

"Lo que estoy viendo sobre todo es miedo, porque se reconocen vulnerables"

Trabajadora social de la AECC