- Anoche, a las 20.48 horas, decenas de vitorianos salieron a sus balcones para cantar a Celedón, paraguas en mano. Antes y después también se asomaron para rendir homenaje al personal sanitario, que está batallando contra el coronavirus en la primera línea de fuego y, desgraciadamente, lamentando ya la muerte de una compañera. Las iniciativas se convirtieron en una especie de akelarre comunitario para espantar al miedo, que ha entrado en casi todas las casas. En cuestión de una hora, hubo un apluso, un amago de txupinazo festivo y otra muestra de respeto, esta rozando las 21.00 horas, a la primera enfermera fallecida en Euskadi tras ser infectada en su trabajo.

Fue una noche especial para muchos gasteiztarras que, confinados en sus domicilios, han visto como sus vidas han girado 360 grados en apenas unos días. Para muchos fue un momento para la desconexión, que además sirvió para transmitir cariño, agradecimiento y mucho respeto a los trabajadores de la limpieza, de los supermercados, del transporte de alimentos y de medicamentos, así como a otros profesionales que, pese al estado de alarma, no han dejado de trabajar para satisfacer las necesidades de la sociedad.

Las iniciativas han surgido, de manera anónima, hace algunos días por el sistema de mensajería Whatsapp y se han expandido con celeridad animando a los vitorianos a cantar, desde sus balcones y paraguas en mano, el tradicional tema dedicado a Celedón cuando, cada 4 de agosto, el aldeano de Zalduondo baja del cielo para dar inicio a la fiestas de la Virgen Blanca. ¿El objetivo? Sencillo. Simplemente, hacer más llevadero el confinamiento domiciliario en el que se encuentra media Europa por la pandemia del coronavirus. Incluso ya hay quien patrocina al personal sanitario de los hospitales de Gasteiz como próximos pregoneros de la semana festiva por excelencia en la capital alavesa. Y vaya si lo hizo. El soniquete desde cada balcón animó a muchos e hizo que la ciudad tuviera un motivo para celebrar, al menos, durante unos minutos. Menos es nada. La gente saltó, gritó, cantó y por un instante pudo olvidar una situación inédita hasta la fecha en estos lares.

Todo ello sirvió, además, como nexo de unión entre todos los vitorianos que se encontraban lejos de la capital alavesa, a los que también se había animado a participar. Algunos seguro que lo hicieron, expatriados, pero con el sentimiento en el corazón. Todo se admite para apelar a la unión en la pelea contra el covid-19.

Desde hace una semana muchos son los que esperan a que la manecillas lleguen a las 20.00 horas para salir al balcón, terraza o ventana para aplaudir como gesto de apoyo a todos los sanitarios que están trabajando a destajo para tratar de reducir la incidencia de un coronavirus que está dejando unas estadísticas espeluznantes.

Días de iniciativas. La de ayer fue una jornada de homenajes e iniciativas ciudadanas desde los balcones y ventanas de media ciudad, que es convocada a golpe de red social. Junto al aplauso de apoyo al personal sanitario, imprescindible cada día a las 20.00 horas, y la exaltación gasteiztarra de ayer, con un cántico animado a Celedón para espantar el miedo, también se llegó a pedir celebrar el día del padre en estado de confinamiento con un juego entre bloques de viviendas con una conocida canción infantil.