kaitz tiene nueve añitos, pero a su tierna edad ya ha dado una gran lección a todos los vitorianos: la de cómo alegrar cada tarde los confinamientos a cuenta del coronavirus, saliendo a su balcón de la calle Gabriela Mistral para tocar la Retreta, el Cielito lindo e incluso el himno de Celedón, como ayer, para alegría y sorpresa de sus vecinos. Lo hace a partir de las ocho de la tarde desde el “primer día”, relata orgullosa su madre, Zuriñe, en referencia al sábado pasado, cuando entró en vigor el decreto de estado de alarma de Pedro Sánchez. “Como estábamos todo el día en casa, me animé a tocar la trompeta”, explica este txiki, cuya afición por la música la heredó de un tío suyo, que toca el saxo en la txaranga Akelarre y en la Gasteiz Big Band, por lo que desde hace dos años decidió matricularse en la escuela de música Luis Aramburu.
Cada día cuando el reloj marca las 20.00 horas se asoma, instrumento en mano, por la ventana, pero, eso sí, sus notas empiezan a sonar cinco minutos después, para dar tiempo a que se escuchen los aplausos sanitarios. En ocasiones, cuenta con la ayuda de su hermana Nahia, de 4 años, “porque como le ve a él, ella coge lo que tiene a mano, como los platillos, y toca lo que puede”.
De momento, los residentes de su barrio ya le han dado un sobresaliente a sus actuaciones ejemplares. “Los vecinos están encantados, le aplauden un montón”, destaca su madre. “Y mis compañeros que han visto los vídeos en los que salgo me han dicho que están muy contentos, que soy un campeón”.
Su último concierto fue el de ayer, cuando interpretó eso de que Celedón ha hecho una casa nueva con ventana y balcón, como desde el que se asoma él, desde hace una semana, pero, eso sí, esta vez lo hizo algo más tarde: a las 20.48 horas, en honor al 4/8/20 que está por venir, hora a la que se había llamado a la ciudadanía a brincar con la canción del aldeano de Zalduondo, paraguas en mano. Y hoy, Ekaitz, seguirá puntual con cita con la trompeta.