- Un recorrido por los polígonos industriales de Oreitiasolo, Betoño o el más alejado de Jundiz pone sobre la mesa la cruda realidad del tejido industrial alavés como consecuencia del coronavirus. Vallas de acceso a fábricas y pequeños talleres están cerradas a cal y canto y la maquinaria ya no ruge en el interior de los pabellones. Los trabajadores que las manejan esperan en sus casas angustiados por los negros nubarrones que se ciernen sobre la economía. Nada tiene que ver el futuro de estas pequeñas empresas frente a las opulentas Mercedes Benz o Michelin, que desde ayer también clausuraron líneas de montaje y talleres.

El reguero de damnificados por el covid-19 alcanza a trabajadores de las empresas que atienden los comedores escolares, los chóferes que llevan en sus autobuses a los pequeños, los monitores de actividad en los cursillos de los centros cívicos y el personal adicional de hoteles y restaurantes, entre otros. Los concesionarios de automoción de la capital alavesa tampoco escapan de esta mala situación y en algunos de ellos ya se ha comunicado a sus trabajadores la decisión de percibir la nómina de este mes únicamente con el sueldo base y sin incorporar las comisiones que se añaden a cada sueldo en función de los coches vendidos durante esos 30 días. Se trata de una medida que se alargará durante los próximos dos o tres meses, en función del tiempo en el que esté vigente el estado de alarma y la reacción posterior de la economía.

A la espera de decretar un hipotético fin de ese estado, algo no previsible en un futuro a corto plazo, los trabajadores de estas pequeñas empresas aguardan consumiendo días de vacaciones hasta que el Departamento de Empleo del Gobierno Vasco apruebe la catarata de expedientes de regulación de empleo temporales (ERTE) que empiezan a acumularse en sus oficinas. “A día de hoy estamos de vacaciones. Es un atajo que toman las empresas mientras se tramita la aplicación del ERTE en lugar de conceder un permiso remunerado como contempla el Estatuto de los Trabajadores”, explica a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA un trabajador inmerso en esta situación. Incide en la “radical diferencia que existe entre este tipo de empresas y las dos grandes referentes industriales de Álava”, matiza. El pequeño tamaño de la mayoría de ellas, con menos de una veintena de trabajadores, hace que no exista nada parecido a un comité de empresa y todo quede reducido a conversaciones directas entre el jefe y sus trabajadores para cada cuestión que hay que abordar. “Nada que ver con Mercedes o Michelin en las que existe una representación sindical que se ocupa de dar respuesta a las peticiones de los empleados”, recuerda. Este hecho de estar disfrutando de días de vacaciones a la espera de la aceptación y tramitación del ERTE “es ilegal”, remarca este trabajador. Existe, sin embargo, la posibilidad de denunciar este hecho en los 20 días posteriores, “pero sé que si lo hago me van a despedir”, admite con toda crudeza.

Es precisamente este aspecto de los días de vacaciones que están gastando los trabajadores a la espera de la aceptación de los ERTE el que también preocupa a sindicatos como UGT, contactado ayer por este diario. “Se han decantado por conceder estos días ahora en marzo y luego en agosto y estará toda la plantilla en condiciones de trabajar y sin vacaciones”, explica un veterano sindicalista de UGT.

Admite el aluvión de peticiones de los gremios más variados que están recibiendo desde el pasado 9 de marzo cuando cerraron los comedores escolares. Desde ayer están dando curso de entrada a los de las empresas proveedoras de Michelin, Ferrovial, Acciona y Dominion, y esperan que lleguen también los de quienes abastecen a Mercedes Benz.

La pandemia de covid-19 que asola Álava es la causa de fuerza mayor a la que se agarran los empresarios para tramitar los expedientes de regulación temporales. Se trata de una figura jurídica que contempla la “percepción del 70% de la base reguladora del trabajador de los últimos seis meses, existiendo mejoras de estas cuantías en caso de tener hijos menores a su cargo”, desgrana. A partir de ese sexto mes pasaría a percibirse el 50% de la base reguladora. La cantidad a percibir llega de entidades como Lanbide o el Servicio de Empleo Público, mientras que la empresa abona las cotizaciones sociales de sus empleados. Los tramos a abonar oscilan entre los 1.098,09 euros brutos, para quien no tenga hijos, y los 1.411,83 brutos para los trabajadores con dos o más retoños.

Becas Global Training y BEINT. Ante la velocidad y la extensión de la propagación del virus, la agencia de internacionalización de Euskadi (BTI) del Grupo SPRI ha ofrecido a todas las personas que están en este momento realizando sus becas en el extranjero la posibilidad de poder volver a casa. Todos los becarios BEINT de las convocatorias 2018 y 2019 en sus diversos destinos de fase 2 (oficina) y fase 3 (empresa), podrán, si es su deseo expreso, a voluntad propia y con carácter inmediato, volver a sus lugares de origen en Euskadi. Los que opten por esta vía y una vez en casa, deberán someterse a las mismas medidas de confinamiento doméstico a las que están sometidos todos los ciudadanos vascos de acuerdo a lo establecido por las autoridades de Salud Pública. Se ha solicitado que a la hora de tomar esta decisión se tome en consideración que Euskadi es en estos momentos foco importante de la pandemia.