Vitoria. Dos peritos calígrafos que han elaborado un informe a petición de la defensa del exdirector del yacimiento alavés de Iruña-Veleia Eliseo Gil han concluido que los supuestos grafitos falsos hechos sobre piezas encontradas en esa explotación arqueológica no fueron obra del que era responsable del mismo.

La sesión de este martes en el juicio que se sigue en el Juzgado de lo Penal número 1 de Vitoria se ha centrado en la prueba pericial aportada por la defensa de Gil, principal imputado para quien la Fiscalía pide cinco años y medio de cárcel por un delito continuado sobre el patrimonio histórico y otro de estafa en concurso con un delito de falsedad en documento público.

Entre los peritos que han declarado figuran dos que han elaborado un informe caligráfico para determinar la autoría de los grafitos encontrados sobre las piezas halladas en el yacimiento entre 2005 y 2006 bajo la dirección de Gil y que, según la Fiscalía, son falsos y los hizo el acusado con el objetivo de dotar a los restos de un "pretendido valor histórico-cultural-religioso que no tenían".

Han explicado que para elaborar su informe pidieron a Gil hacer un cuerpo de escritura sobre trozos de cerámica con un punzón y se grabó en vídeo.

Compararon esas muestras, unas 30, hechas por Gil con un punzón y una máquina eléctrica con los grafitos supuestamente falsos y también con aquellos encontrados en piezas de ese yacimiento extraídas en 1949 y 1975.

En sus conclusiones los peritos establecen que la simetría, las curvaturas, la presión y la orientación de los trazos de las muestras hechas por Gil y los presuntos grafitos falsos son "completamente diferentes".

Sin embargo sí que han encontrado similitudes entre los grafitos encontrados en el periodo en que Gil dirigió la excavación (los supuestamente falsos) y los hallados en piezas extraídas en ese yacimiento en excavaciones anteriores (1949 y 1975).

Durante el juicio varios arqueólogos que trabajaron en este yacimiento han puesto en duda la autenticidad de estos grafitos que cuando se presentaron en público, en junio de 2006, fueron calificados de históricos, porque entre otras cuestiones, adelantaban al siglo III la aparición del euskera y la entrada del Cristianismo.

También los agentes de la Ertzaintza que investigaron el caso concluyeron que esta ha sido "una de las mayores falsificaciones y/o manipulaciones realizadas sobre materiales arqueológicos del mundo romano".

Ayer un geólogo del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) dijo que la falsificación en algunas piezas es "extremadamente burda" y explicó que en los análisis hechos localizaron restos de acero común e incluso de acero inoxidable en los surcos de los presuntos grafitos falsos.

Sobre el objeto que podría haberse utilizado para llevar a cabo estos grafitos, el geólogo del IPCE habló de un objeto metálico y puntiagudo, un "instrumento moderno", que puede ser desde un clavo o cualquier punzón de laboratorio.

La defensa de Gil ha presentado un informe con el objetivo de contradecir ese estudio del IPCE, según el cual los restos de metal que un clavo deja al grabar sobre cerámica tienen un tamaño de más de 50 micras, cuando los restos de partículas de metales modernos encontrados en el estudio del IPCE son de un tamaño inferior a las 20 micras.

En este caso también está acusado Rubén Cerdán para quien la Fiscalía solicita dos años y medio de cárcel por estafa en concurso con un delito de falsedad en documento privado.

En el banquillo de los acusados estaba asimismo Oscar Escribano, un colaborador de Gil, que en el inicio del juicio aceptó un año de cárcel tras reconocer que hizo con un punzón una inscripción sobre una pieza a modo de "broma".

Está previsto que mañana las partes presenten sus conclusiones definitivas y que el juicio quede visto para sentencia.