VITORIA - No le gusta la palabra jubilación, lleva toda la vida trabajando en lo que le apasiona, y aunque pensó en retirarse cuando cumpliera los 62 años, con casi 75, continúa en activo. Pero todo inicio tiene un fin y Antonio Coello siente que a su cuchillería ubicada en la plaza de la Virgen Blanca ya le ha llegado el momento de bajar la persiana y centrar su negocio exclusivamente en la tienda que regenta su hijo, en la calle Diputación: "si muere una persona, aunque sea una mala persona, se muere, y todos dicen que era buena persona, pero el no lo ve, él no ve ese cariño; pero yo lo he visto, he visto la humildad de las personas y lo que me aprecian. Mucha gente se ha enterado de que voy a cerrar y han pasado a despedirse de mí diciendo que les daba pena que me marchara de aquí. Cierro con muchísima pena, nunca me he imaginado tener una clientela como la que he tenido, no sabes la gente que ha pasado por aquí, fieles al 100%".

Agradecido, Antonio Coello asegura que el cierre, previsto en un inicio para diciembre, se está demorando más de lo previsto por la pena que siente al pensar que cerrará su negocio, pero ya no quiere apurarlo más, y aunque todavía no ha marcado un día exacto en el calendario, el cierre es inminente, dice: "será en cualquier momento, no puedo alargarlo más". Ahora pasa el testigo de manera exclusiva a su hijo para que continúe: "mi hijo lo lleva en los genes como yo, cuando era pequeño salía del colegio y venía a ayudarme... se le da muy bien, le gusta y lo hace bien, así que me quedo tranquilo", asegura.

El futuro En estos próximos días Antonio seguirá atendiendo a sus fieles clientes y cerrando encargos, pero ya tiene la vista puesta a su futuro cercano. Con inquietud por la vida, asegura que esta jubilación no le va a tumbar en el sofá sino más bien todo lo contrario: "mi mujer me dice que me retire todos los días, queremos hacer muchas cosas, tenemos planes. Yo si puedo y tengo salud quisiera ayudar a la gente que lo necesita, me quiero dedicar a eso, no me quiero quedar sentado en el sofá, quiero ayudar a otras personas", dice. Eso sí, asegura que si puede esa ayuda será desde Vitoria -"si tengo que salir lo haría y lo haré"-, pero su preferencia está puesta en la ciudad ya que lleva toda una vida aquí y a estas alturas no piensa abandonar la ciudad, sino es para viajes cortos. "En todos estos años he visto cambiar tanto la ciudad y han evolucionado tantas cosas... por ejemplo, recuerdo el gran cambio de la plaza, una obra que duró como seis o siete meses y luego quedó muy bonita la plaza... me gusta Vitoria".