vitoria - El repentino abandono de Larrialdiak de la gestión del servicio de ambulancias que le correspondía ha derivado en un comienzo de 2020 "caótico" para el transporte sanitario urgente alavés. Y en definitiva, ha devuelto la inestabilidad a un sector frecuentemente tensionado. Según informaron ayer a este periódico fuentes de la plantilla, a la habitual avalancha de emergencias que las ambulancias deben hacer frente en cualquier inicio de año -Nochevieja mediante-, se ha sumado en esta ocasión el obligado cambio, "de la noche a la mañana", de los vehículos sanitarios con los que deben cumplir sus guardias. En Álava, han sido prácticamente todos, porque Larrialdiak también ha cogestionado hasta el pasado 31 de diciembre casi todo el transporte urgente del territorio junto a Ambulancias Maiz.

Según describieron los mismos medios, la premura en la búsqueda de nuevos vehículos se ha traducido en la recepción de ambulancias "en precario", sin equipar del todo, sin emisoras o incluso con el logo impreso de la Generalitat de Catalunya, territorio desde el que han llegado cinco vehículos propiedad de Ambulancias La Pau. Ésta ha sido, precisamente, la empresa ganadora del último concurso lanzado por el Departamento de Salud para gestionar el transporte sanitario en Álava, pero estaba previsto que asumiera el servicio dentro de unos meses, a buen seguro en marzo, tras la resolución de los posibles recursos y una transición ordenada que no se ha producido debido a la espantada de Larrialdiak. Esta firma deja además distintas deudas con los alrededor de 150 trabajadores que se ocupan de este servicio en Álava. Ambulancias Gipuzkoa cedió ocho vehículos más y permitió, al menos, salvar los muebles, aunque las últimas horas no han estado exentas de tensión para algunas familias del territorio.

Es el caso de Lidia, una vecina de Gasteiz que en las próximas horas va a denunciar al facultativo del centro coordinador de emergencias (112) que la atendió por la "denegación" de una ambulancia durante la jornada de anteayer, en la que su hijo padecía "más de 40 de fiebre" y ella carecía de los medios para desplazarle a Urgencias. Al llegar a Txagorritxu -fueron sus otros dos hijos quienes finalmente le trasladaron "a rastras"-, la frecuencia cardiaca del joven era de 160 y su tensión "bajísima" debido a una fuerte infección por gripe A. "Sé que me tenían que haber mandado una ambulancia porque conozco bien el servicio", aseguró ayer esta vecina en declaraciones a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, convencida de que los últimos acontecimientos han provocado este enorme susto.

"plenamente garantizado" Mientras tanto, el Departamento vasco de Salud insistió ayer por la tarde en una nota informativa en que el servicio de asistencia urgente "está plenamente garantizado" ante cualquier emergencia y lanzó "un mensaje de tranquilidad" frente, afirmó, "algunas manifestaciones vertidas en las últimas horas que apuntan a supuestas deficiencias en el servicio".

Espantada. La repentina marcha de Larrialdiak ha derivado en un comienzo de 2020 "caótico" para el transporte sanitario urgente alavés, tanto por el habitual aumento de incidencias de esta época como por la recepción de varios vehículos "en precario".

Denuncia. Lidia, vecina de Gasteiz, va a denunciar en las próximas horas al facultativo del centro coordinador de emergencias (112) por la "denegación" de una ambulancia anteayer.

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De las 14 bases de transporte sanitario urgente con las que cuenta Álava eran gestionadas hasta ahora por la UTE Larrialdiak-Maiz.