vitoria - Abrió sus puertas el 1 de diciembre de 2008 tras un largo periodo de reivindicación de las familias de personas con trastornos del espectro autista (TEA). Y casi nueve años después, nadie duda ya sobre las bondades de este recurso, gestionado por la asociación Autismo Araba aunque de titularidad foral, el único de su perfil en todo el territorio alavés. Se trata del centro de actividades de día Landaberde, levantado en una tranquila parcela junto a las cocheras del tranvía de Gasteiz, donde 25 personas con TEA avanzan en el camino hacia la autonomía personal y la integración social a todos los niveles posibles. La inmensa mayoría son jóvenes, con una edad media cercana a los 30 años, que tras haber finalizado su etapa escolar presentan una necesidad de apoyo importante para su desarrollo.

El centro abrió de par en par sus puertas al filo del mediodía de ayer, mientras varios de sus usuarios trabajaban en la huerta bajo el intenso sol, otros desarrollaban sus habilidades en el taller de carpintería y decoración, varios más trabajaban en el de ofimática, alguno afinaba su oído y coordinación en la sala de musicoterapia y otros se esmeraban en preparar las ensaladas que después acompañarían al lomo como segundo plato de la comida. Todas las actividades que los chavales desarrollan en Landaberde tienen una perspectiva “lúdica, educativa y también de aprendizaje”, según explicó el presidente de Autismo Araba, Íñigo Recio, y su primer objetivo es mitigar los problemas de comunicación o la ansiedad que puedan sufrir los usuarios. Con todo, el centro tiene como base “un enfoque muy flexible” para adaptarse a las múltiples especificidades del autismo, a las muy distintas afecciones y grados de autonomía que presentan las personas afectadas.

De ahí que junto a las 25 plazas con las que cuenta este recurso, que van rotando en función de los progresos de sus usuarios, existan también otras dos unidades externas de seis plazas cada una donde se llevan a cabo dinámicas de tipo ocupacional y de entrenamiento prelaboral, en este caso enfocadas principalmente en la horticultura. Pese a tratarse de “gente con muchas dificultades”, tal y como expuso Recio, durante este tiempo ha habido “avances evidentes”, con cuatro ejemplos de inserción laboral incluidos durante los dos últimos años. “Esto evidencia los resultados reales que tiene nuestro enfoque socioeducativo”, remarcó Recio.

El presidente de Autismo Araba, que engloba a alrededor de 200 familias del territorio, guió a lo largo de las instalaciones de Landaberde a la diputada foral de Servicios Sociales, Marian Olabarrieta, acompañados también por el responsable del centro, Óscar Fernández de Gamarra. Todos pusieron en valor la fructífera colaboración que hace posible este servicio, al que el Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS) destinará este año 585.000 euros a través del convenio que mantiene con Autismo Araba. No en vano, de no existir Landaberde, sus usuarios seguirían en otros centros ocupacionales destinados de forma más genérica a la discapacidad, lo que impediría una intervención tan específica. Olabarrieta también destacó “el trabajo” de la veintena de profesionales que desarrollan allí su labor, entre sus diez monitores y personal técnico.

Los chavales llegan al centro todos los días de lunes a viernes a las 9.00 horas desde sus domicilios o residencias y su horario allí se extiende hasta las 17.00 horas, durante las que en función de sus necesidades y habilidades se van moviendo por los distintos talleres del centro, que también cuenta con tres salas de encuentro, otra de ocio, un gimnasio y un amplio comedor, que los propios usuarios se encargan de preparar para las comidas y recoger posteriormente. Una forma más de potenciar sus habilidades, de mejorar su calidad de vida y, por extensión, la de sus familias. “En todos los casos, el objetivo es que haya un mayor grado de autonomía, de independencia y de inclusión social”, enfatizó Recio en este sentido. Olabarrieta, por su parte, expresó también su anheló de que la integración de las personas usuarias no sólo en la comunidad, sino también en el mercado laboral, siga siendo una realidad, pese a las evidentes dificultades.

inauguración. El centro de día Landaberde cumplirá nueve años el próximo 1 de diciembre. Su apertura estuvo precedida de una fase “muy reivindicativa” de las familias, según Íñigo Recio.

edad media. Tienen los usuarios del centro, que tras haber finalizado su etapa escolar presentan importantes necesidades para su desarrollo personal y social.