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La alargada sombra de Boyé en Girona

El Alavés, sin diente en Montilivi, echó en falta la presencia del futbolista argentino en la delantera

La alargada sombra de Boyé en GironaAlavés

Las razones que llevaron al Deportivo Alavés a caer en casa del Girona, que era colista hasta la visita albiazul, no fueron muy diferentes a las de otras derrotas de esta temporada. Obviando lo ocurrido en la primera mitad, donde todo salió mal, después del descanso volvió a verse a ese equipo sin casi ideas en el último tercio, dependiente de centros laterales que apenas pusieron en apuros al conjunto rival.

Así, por mucho que el Glorioso se mantuviera en el partido de principio a fin –uno de sus puntos fuertes este curso–, nunca estuvo cerca realmente de puntuar en Montilivi. Además, que los de Eduardo Coudet no exigieran a Gazzaniga dio alas a los locales. Sin éxito, pero no dudaron en salir al contragolpe para cerrar el choque. Algo que el propio Míchel provocó con cambios valientes ya en la recta final.

En ese escenario, claro está, se echó de menos a Lucas Boyé, presente en el feudo gironí, pero incapaz de jugar por sanción. Más allá de la capacidad goleadora que pueda tener el argentino –de momento suma ya dos tantos–, lo que lastró a los albiazules es que nadie cogió su testigo a la hora de conectar el centro del campo con la delantera. Toni Martínez lo intentó, aunque siempre lejos de la meta rival.

Otro de los futbolistas que trató de hacerlo fue Denis Suárez, también sin éxito. Su arrancada al comienzo del partido, en la que combinó con Mariano y tuvo todo a favor para marcar el 0-1, fue buena muestra de ello. El problema es que no volvió a dejar acciones así. Desde que marcó el Girona, al gallego se le vio plano. Sin fallar apenas pases, como siempre, pero incapaz de dar un plus al Alavés en ataque.

Tampoco las bandas tuvieron su día, por eso Coudet las renovó al descanso. Aleñá y Calebe pasaron muy desapercibidos. Y, sumando todo lo anterior, dio como resultado a un Toni y Mariano intrascendentes. La cosa mejoró con Carlos Vicente y Abde, que aportaron su verticalidad. Una pena que sus centros no encontraran rematador más a menudo. Y Guridi no solucionó la desconexión de la medular.

PICO ALTO DE FORMA

En sus últimas actuaciones, Boyé había brillado justo en ese aspecto. Cada balón que llegaba a su poder, él lo hacía bueno, ya fuera combinando con alguno de los costados, dándoselo a Toni, esperando una llegada desde el centro del campo o, simplemente, buscando la jugada individual. Con mejor o peor resultado, como es lógico, pero capaz de dar valor a la posesión. Normal que le echaran en falta.

Además, en otro apartado en el que estaba dando un plus el argentino era en la presión. Sin ir demasiado lejos, varias de las ocasiones que el Alavés generó ante el Espanyol, maniatado durante muchos minutos en Mendizorroza, fueron fruto de recuperaciones de Boyé cerca del área rival. Su propio gol llegó así, arrebatándole el balón a Rubén Sánchez en la banda y definiendo con un latigazo desde la frontal.

La sanción, ciertamente, no podía haber ocurrido en un peor momento. Y no tanto por su importancia en el juego del equipo, que también, sino debido a que Boyé había alcanzado –o estaba cerca de hacerlo– el pico de forma en el que se convierte en un futbolista diferencial. Como él mismo manifestó en su entrevista con DNA, necesitaba varios partidos para asentarse tras su lesión de rodilla.

Todas las fotos del Girona- Alavés en MontiliviEFE / David Borrat / EP

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Así las cosas, salvo que haya algún contratiempo, lo lógico es esperar que como mínimo haya una novedad ante el Celta respecto al once que comenzó el domingo en Girona. La duda, en realidad, es si Boyé será o no el único en recuperar su puesto como titular. Otro de los futbolistas a los que podría dar la alternativa el Chacho es Abde, visto que Aleñá no termina de adecuarse a jugar por la izquierda.

Aún queda mucha campaña por delante, y varios años de contrato también –firmó hasta 2029–; pero, de momento, todo apunta a que la importante apuesta económica que hizo el Alavés en verano por Boyé no va a ser en vano. Cuando un club como el babazorro paga seis millones de euros por un futbolista es para que sea diferencial, un líder en el juego, y el argentino está demostrando que puede serlo. Si no, no se le echaría de menos.