Una de las noticias más positivas de la victoria lograda frente al Villarreal, un resultado que, en palabras de Manu Sánchez, alivia sobremanera al vestuario babazorro, es que por fin el conjunto vitoriano se mantuvo sólido en tareas defensivas.
Algo que ha lastrado al Deportivo Alavés a lo largo del campeonato, ya que es el segundo equipo que menos porterías a cero (4) ha logrado en la presente campaña, pero que Coudet trata de mejorar para hacer posible la consecución de la permanencia.
El Glorioso recuperó su imbatibilidad en Mendizorroza a base de casta y de un ejercicio de resistencia mayúsculo. El papel del equipo fue memorable y puede constituir el ansiado punto de inflexión.
No solo por la envergadura de su rival, un equipo confeccionado para luchar por una plaza europea, sino porque lo hizo con un hombre menos durante 30 minutos y con nueve jugadores durante aproximadamente un cuarto de hora.
Y en este contexto de vida o muerte, en el que pudieron aflorar los nervios por perder el valioso botín, al igual que ocurrió en anteriores veladas celebradas en Mendizorroza, lo cierto es que el Deportivo Alavés contó con auténticos guerreros para la causa.
El más exuberante de ellos fue Santiago Mouriño, quien constituye un nombre propio destacado del Deportivo Alavés en los últimos tiempos.
Es la apuesta de Coudet para el eje de la zaga y, ante el Villarreal, fue el mejor de los futbolistas babazorros. El central uruguayo, que durante la primera vuelta intercaló titularidades con suplencias, ha visto mejorado su rol en las filas del Deportivo Alavés hasta convertirse en indiscutible como pareja de baile de Abdel Abqar.
Además, dispone de contrato en vigor hasta junio de 2029, por lo que la entidad vitoriana tiene bien atado a un futbolista que, en palabras del periodista Héctor Fernández, “tiene el perfil de jugador que puede marcar una época en el Alavés”.
Una de las cualidades que ha quedado patente en Mouriño es su capacidad para defender a campo abierto y corregir los errores gracias a su físico. Ante el Villarreal, ganó los duelos a la carrera contra su marca e incluso se atrevió con varias conducciones por el centro del campo.
Fue un muro en la retaguardia albiazul. Si bien es evidente que, a sus 23 años, aún le quedan por pulir conceptos tácticos, el uruguayo, quien, por cierto, forma parte de la prelista de Bielsa para Uruguay, no ha dejado de crecer bajo las órdenes de Eduardo Coudet.
Abqar, profesional
El líder indiscutible en la zaga es Abqar. Lo ha jugado todo –salvo cuando ha cumplido ciclo de amonestaciones– tanto con Luis García como Coudet. Más allá de las distintas informaciones acerca de su renovación y su posible marcha al Sevilla, no se le puede reprochar que, cuando viste la zamarra albiazul, la defiende como si se tratara del último día.
Su importancia en las filas albiazules es mayúscula, pues tan solo Carlos Vicente, Sivera y Tenaglia han jugado más minutos que él en el campeonato doméstico.
La sobriedad mostrada por la pareja Abqar-Mouriño ha relegado a un segundo plano a Diarra. El maliense, que apareció “en la foto” de los errores que provocaron las derrotas ante el Girona y el Espanyol, tan solo ha jugado 13 minutos entre las últimas dos jornadas.
Y tampoco lo ha hecho como lateral, pues la apuesta de Coudet en las anteriores dos jornadas, precisamente desde la derrota ante el Espanyol, ha sido Manu Sánchez, quien ha mostrado un gran entendimiento en la banda izquierda con Aleñá, despejando así todas las dudas sembradas en dicho carril prácticamente desde el inicio de curso.
Si bien es cierto que Mouriño y Abqar están alcanzando un nivel que brinda tranquilidad en la zaga, la competencia aumenta con la irrupción de Facundo Garcés. El argentino todavía no ha sido titular, pero ha demostrado en sus únicas dos apariciones con la zamarra albiazul que tiene madera de líder.
En sus actuaciones, ha tenido encomendada la tarea de reforzar la retaguardia en la recta final de los partidos y ha cumplido con ello, pues el Alavés no encajó gol ante el Mallorca ni el Villarreal desde su entrada al terreno de juego. Además, aportó fortaleza en los duelos aéreos y se le vio cómodo siendo el encargado de dirigir a sus compañeros de la defensa.