Este lunes 17 de junio se cumple el primer aniversario del histórico ascenso logrado por el Deportivo Alavés frente al Levante en Orriols. Una victoria que, por sí sola, supuso un punto de inflexión en el devenir de la entidad del Paseo de Cervantes y que llegó en el epílogo de una eliminatoria agónica frente a uno de los rivales más poderosos de la categoría.

A priori, el Glorioso no era el favorito para certificar el tercer y último billete hacia Primera División y ser el acompañante del Las Palmas y Granada. De hecho, el conjunto babazorro había sido incapaz de puntuar frente a los levantinos en sus dos encuentros correspondientes a la temporada regular y lo cierto es que, por inversión, el Levante era quien había quemado todas sus naves en el intento de regresar a la élite por la vía rápida.

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Las mejores imágenes en Foronda (fotos y vídeo): explosión de alegría con el Alavés ya en Primera Alex Larrexi

Como si de un capricho del destino se tratase, el Alavés tenía en sus manos la posibilidad de volver a la máxima categoría en el mismo escenario en el que un año atrás consumó su fatídico descenso. Eso sí, todo estaba en el aire para el último partido de la eliminatoria ya que la ida concluyó con un empate sin goles en Mendizorroza y al Levante le valía con lograr otro empate para ser equipo de Primera División.

Un Alavés valiente

La eliminatoria pasó a la historia como una de las más dramáticas que se recuerden en la lucha por el ascenso a Primera. Hubo ocasiones para los dos equipos, dos ciudades volcadas por el mismo sueño y los nervios jugaron un papel decisivo durante toda la serie. Eso sí, el Alavés mostró una de sus versiones más valientes en Orriols siendo volcánico en ataque y sólido atrás con un Sivera que demostró estar preparado para el salto a Primera División.

La final por el ascenso regaló numerosas escenas que emocionaron y aún siguen poniendo la piel de gallina al alavesismo. Entre ellas, la arenga de Luis García y Víctor Laguardia minutos antes de saltar al tapete del Ciutat de Valencia.

 “Quiero daros las gracias a todos por cómo habéis honrado este escudo, esta ciudad y esta afición. Pase lo que pase, llevaré a este equipo en la cabeza y el corazón”, rezó el maño. Las palabras del técnico babazorro y el capitán metieron de pleno a la plantilla en el partido y el Glorioso demostró ser un equipo unido, solidario e implacable.

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En imágenes: Explosión de alegría entre los jugadores del Alavés y la afición albiazul José Miguel Fernández | ÁREA 11

Y eso que el Deportivo Alavés tuvo un pie en Segunda División durante 219 de los 220 minutos que duró la eliminatoria frente al Levante. Al conjunto vitoriano solo le valía ganar y, en cierto modo, su rival especuló con el resultado durante los instantes finales. En la prórroga, la cepa del palo mantuvo viva a la escuadra vitoriana, pero los pupilos de Luis García no dejaron de generar ocasiones sobre el área levantinista y parecía que la mala fortuna de cara a puerta iba a dejar al Glorioso con la miel en los labios.

Jason protege el balón que acabaría provocando el saque de esquina en la última jugada del partido José Miguel Fernández

Jason sacó petróleo

Todo ello hasta que en el 122’, Jason Remeseiro forzó un saque de esquina que acabaría siendo histórico. Era prácticamente la última ocasión para el Deportivo Alavés y todo el plantel babazorro embotelló el área en busca de un milagro. Hasta Sivera se sumó al ataque y él remató de cabeza un saque de esquina que regresó a las botas del propio Jason. 

En la segunda jugada, Jason Remeseiro envió el balón templado hacia el borde del área, este llegó a Javi López, quien impactó el esférico en el brazo de Rober Pier en una jugada que necesitó cinco minutos de revisión. Sivera lo tuvo que ver muy claro, pues recorrió la mitad del terreno de juego para detener el encuentro y mostrar su enfado con el colegiado Hernández Maeso. 

El guardameta valenciano tenía razón. El balón tocó de manera clara el brazo derecho de Rober Pier y tras una minuciosa revisión desde la sala del VAR, el árbitro pitó penalti. Y en este escenario de altísimo voltaje es donde emergió la figura de Asier Villalibre, del hombre tranquilo. El ariete de Gernika no tembló y Rioja, con su veteranía, despejó la zona de lanzamiento para que el Búfalo pudiera ejecutar la pena máxima.

Frialdad del ‘Búfalo’

Por fin llegó el merecido estallido de júbilo del Deportivo Alavés. Villalibre engañó a Femenías y su acierto desde los once metros, en el minuto 129, brindó al Glorioso el último billete hacia Primera División. Justicia poética, no sólo por el escenario en el que se logró el ascenso, sino por la entereza que mostró el equipo de Luis García, quien superó todos y cada uno de los contratiempos.

La celebración fue compartida desde el Ciutat de Valencia hasta todos los rincones de Vitoria-Gasteiz e incluso llegó hasta la concentración de la Sub-21, desde donde Antonio Blanco siguió la gesta de sus compañeros. El alavesismo recuerda el 17 de junio del 2023 como uno de los días más gloriosos de su historia. Y eso que el Deportivo Alavés ha vivido encuentros inolvidables que han dejado huella.