Una temporada sobresaliente, como la que va a completar el Deportivo Alavés la próxima semana en el Estadio de Gran Canaria, merece una celebración a la altura, y así se dio en el día de ayer. Tras despedir el curso en casa con victoria, Mendizorroza fue testigo de una fiesta que se focalizó en el césped, pero que se disfrutó mucho también en las gradas, donde parte importante de la afición albiazul aguantó hasta la una de la madrugada. 

Los dos primeros momentos icónicos de la noche pudieron vivirse nada más acabar el encuentro contra el Getafe. Uno de ellos fue obra de todo el estadio, al sumarse a la coreografía habitual de la plantilla, que se pone de espaldas, con el fondo Polideportivo; y el otro lo protagonizó Jesús Owono. El guardameta alavesista subió a Arabako Garrasia, tomó allí el bombo y dirigió los cánticos como un hincha más. Sentimiento puro.

Más tarde, fue momento para la música, con la sesión de DJ Sergio y el concierto de Süne, quienes pusieron a bailar a Mendizorroza, y cerca de las 12 volvieron los futbolistas y el cuerpo técnico al terreno de juego para seguir con la velada. Lo hicieron uno a uno, siendo ovacionados todos y cada uno de ellos según salían del túnel de vestuarios, y fue ahí cuando el jolgorio pasó a un segundo plano para dejar sitio a la emoción y el afecto mutuo

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En imágenes: Los jugadores y la afición del Alavés despiden juntos una gran temporada Jorge Muñoz

LUIS GARCÍA, EN EL EPICENTRO

Luis García Plaza, manteado poco después por sus pupilos, fue el protagonista más aclamado y este, como hace siempre, no pudo hacer otra cosa que rendirse al apoyo que le ha mostrado la hinchada babazorra durante todo la temporada. “Ia, ia, Luis García”, cantaron las gradas, conscientes de que, tras renovar horas antes, el Glorioso va a seguir siendo dirigido no solo por un gran entrenador, sino también por una enorme persona.

Además de lo ya mencionado, fue reseñable el enorme apoyo a Ander Guevara, representante de todo lo que significa para un gasteiztarra dar el salto de la grada al césped, o el pasillo al cumpleañero Rafa Marín, quien, pese a perderse el partido y, en principio, no estar en condiciones para participar en la fiesta, acabó sumándose a la misma. La pirotecnia y las serpentinas también dieron un toque especial a esta velada para el recuerdo.