La recta final del Deportivo Alavés está siendo sobresaliente. Pese a que llevan varias jornadas salvados –desde la visita a Mestalla–, los números de los babazorros están a la altura de un equipo que pelea por plazas europeas y esto último, sumado a la gran imagen que están ofreciendo sobre el césped, ha llevado a muchos aficionados a pensar que la temporada va a quedarse incluso corta. Algo, claro está, inimaginable en el mes de agosto.
Entre todos los factores que han hecho posible un epílogo así, es obligatorio destacar a Mendizorroza. El estadio babazorro ha vuelto a ser un fortín en las últimas semanas, tras la derrota frente a la Real Sociedad (0-1) a finales de marzo, y así puede comprobarse al recordar que solo el Girona (2-2) ha sido capaz de puntuar y que el Atlético de Madrid (2-0), el Celta de Vigo (3-0) y el Getafe (1-0) se han marchado de vacío de Vitoria-Gasteiz.
Ninguno de ellos, además, ha merecido otro desenlace. Salvo contra el cuadro de Míchel, quien sí tuvo sus momentos de brillantez, el Alavés ha sido superior a todos sus rivales, tanto en ataque como en defensa –solo hay que ver las tres porterías a cero–, y las gradas del Paseo de Cervantes han podido disfrutar de muchos minutos de buen fútbol. Hacía años que la afición no vibraba de tal manera con el juego, y eso también tiene mérito.
Asimismo, ese buen hacer en casa ha hecho al Alavés escalar hasta la décima posición, la cual defenderá el próximo fin de semana ante Las Palmas. Los de Luis García Plaza dependen de sí mismos para acabar en la parte superior de la tabla –Mauricio Pellegrino fue el único técnico capaz de lograrlo en la anterior etapa en Primera– y, de conseguirlo, pondrían el broche de oro a un curso que ya de por sí está siendo magnífico.
El factor Mendizorroza, eso sí, no se limita únicamente a la recta final de la campaña. Aunque se le haya escapado alguno, no ha habido ningún partido en casa en el que el Alavés no haya competido y, cuando ganar a domicilio parecía una utopía –allá por la primera vuelta–, fueron los encuentros como local los que le permitieron mantenerse fuera de los puestos de descenso. Un detalle muy determinante para los clubes recién ascendidos.
Repasando los números, el Glorioso ha sumado 45 puntos esta temporada –a falta de lo que ocurra en el Estadio de Gran Canaria– y 31 de ellos han sido en el Paseo de Cervantes. Es decir, casi un 70 %. Sabiendo esto, no parece tarea sencilla contradecir a quienes dicen que el feudo gasteiztarra, decisivo para la permanencia, tiene algo especial, capaz de llevar en volandas a los jugadores y hacerles dar un extra incluso cuando ya no pueden más.
Sobre esto último, sin ir más lejos, habló Luis García el sábado, antes del exigente duelo frente al Getafe: "Jugar en casa siempre es una fiesta. Aquí nuestra gente viene a animar al equipo y a divertirse y, con su pasión, nos da puntos a lo largo del curso. Es una gozada”. El técnico madrileño es muy querido por la grada, y esa comunión seguro que ha tenido peso a la hora de tomar la decisión de seguir al frente del banquillo babazorro.
FIDELIDAD
A la hora de generar una atmósfera única en Mendizorroza, también ha tenido mucho que ver el hecho de que el estado haya estado casi siempre cerca del lleno. El Alavés ha colgado seis veces el cartel de “no hay billetes” esta temporada –ante el Athletic, Osasuna, Real Madrid, Barcelona, Real Sociedad y Getafe– y ha consolidado una espectacular cifra de asistencia media cercana al 90 % de la capacidad del estadio, en el que caben 19.840.