Para un club como el Deportivo Alavés, cuyo objetivo principal siempre es la permanencia cuando compite en la élite, contar con siete puntos de ventaja sobre el descenso es una gran noticia, sobre todo a falta de solo ocho jornadas para el final de la Liga. Esta idea, sin ir más lejos, es la que transmitió Luis García Plaza el pasado domingo, asegurando que, si se lo hubieran propuesto en agosto, habría firmado llegar en un escenario así a este punto del curso.
Cualquiera lo hubiera hecho, en realidad; pues, pese a que la buena dinámica del Cádiz pueda generar cierta inquietud, solo hay que mirar más allá de Mendizorroza para comprobar que prácticamente nadie apunta al cuadro babazorro como uno de los candidatos a ocupar la plaza de los gaditanos. Antes de caer el Glorioso, tendrían que librarse el Celta, Rayo Vallecano, Mallorca y Sevilla, quienes tampoco pasan por su mejor momento.
Todo puede suceder, dado que esto es fútbol y, si alguien ha vivido desenlaces de película, ese es el Alavés; pero, echando un vistazo a los precedentes, lo cierto es que la gran mayoría invitan al optimismo. Muy mal tendrían que hacerlo los albiazules –y muy bien el resto de rivales directos– para sufrir un descenso que, revisando los méritos realizados durante la campaña, resultaría hasta injusto, además de completamente inesperado.
Desde que, al comienzo de la temporada 1999-00, se instauró en LaLiga el formato de descenso actual, solo un club ha perdido la categoría con siete puntos o más de ventaja al término de la trigésima jornada, que es la situación en la que está la escuadra de Luis García. Hasta ese momento, cabe recordar, dos equipos bajaban de manera directa y otros dos disputaban una eliminatoria frente al tercer y cuarto clasificado de Segunda División.
El Levante, en concreto, es quien protagonizó ese único precedente desfavorable para los intereses alavesistas. Fue en la campaña 2004-05. A las órdenes del mítico Bernd Schuster, los granotas acumularon un colchón de diez puntos a falta de ocho partidos para el final y ni el técnico alemán ni José Luis Oltra, su reemplazo en la fecha 35, fueron capaces de evitar un balance de cinco derrotas y tres empates (3/24) que terminó en catástrofe.
El beneficiado, por cierto, fue el Mallorca de Héctor Cúper. Para abandonar la 18ª posición y mandar a los de Orriols a la categoría de plata, los baleares sumaron cuatro victorias, tres empates y una derrota. Curioso fue, dentro de ese escenario, que el cuadro bermellón se salvó sin ganar en la última jornada. Su empate a uno en Son Moix con el Real Betis fue suficiente gracias a que los valencianos cayeron en su visita a La Cerámica (4-1).
Descensos con un margen menor
Sí que ha habido, de todas formas, varios clubes que, pese a contar con un buen margen –siempre inferior al que ahora tiene el Glorioso–, han acabado descendiendo. Considerando, de nuevo, lo acontecido desde 1999, los casos más reseñables son los protagonizados por el Real Valladolid (2003-04), Villarreal (2011-12) y Eibar (2014-15). Todos ellos desaprovecharon un colchón de seis puntos, que no son pocos.
Cabe recordar, eso sí, que la historia de los armeros es muy diferente a la de los pucelanos y groguets. Aquella escuadra azulgrana, con Gaizka Garitano a la cabeza, acabó en puestos de descenso después de una segunda vuelta paupérrima (8/57), pero no perdió la categoría. Fue el Elche, 13º en la tabla, el que terminó en Segunda por una deuda que a otros no les hubiera afectado. Javier Tebas fue declarado persona non grata por la afición ilicitana.
De nuevo el Valladolid (2022-23) y también el Deportivo de La Coruña (2010-11) son los únicos que han bajado con un colchón de cinco puntos al finalizar de la trigésima jornada y, como curiosidad, solo en cinco de las últimas 25 temporadas han descendido los tres equipos que integraban la zona roja llegados a este punto (2019-20, 2017-18, 2016-17, 2009-10 y 2002-03). Es decir, la mayoría de veces ha habido, como mínimo, una variación.
