La progresión del Deportivo Alavés esta temporada es indudable. A estas alturas, poco queda ya de aquel equipo que, en su debut ante el Cádiz en el Nuevo Mirandilla, se mostró demasiado bisoño y gris para la exigencia de la máxima categoría. Los babazorros compiten frente a cualquiera, tanto en casa como a domicilio, y cada vez están más cerca de conseguir su ansiado y más importante objetivo, que no es otro que la permanencia. 

Ahora bien, la buena imagen ofrecida en los últimos meses no debe provocar que el Glorioso se desvíe de su línea ascendente. Con las bases ya bien establecidas, aún quedan bastantes detalles por pulir y, entre todos ellos, uno de los que más ha llamado la atención es el manejo de las superioridades numéricas, pues no se ha sacado ningún rédito de las mismas, y eso que ha habido varias oportunidades, y muy favorables, para ello.

La última, sin ir más lejos, se dio el pasado sábado, durante la contienda frente al Barça en Mendizorroza, pero ese escenario no fue tal vez el más conveniente. Aunque la expulsión de Vitor Roque permitió al Alavés jugar con un hombre más durante casi media hora, para ese momento los pupilos de Luis García ya tenían el choque muy cuesta arriba, con los culés dos goles por encima y las principales armas del equipo demasiado agotadas para reaccionar.

Sí que fue más preocupante, por ejemplo, lo ocurrido semanas antes en Anoeta. Aun siendo la Real Sociedad un rival temible, tal y como explicó el propio técnico babazorro, la expulsión de Álex Remiro antes del descanso no cambió prácticamente nada el partido. Los txuri-urdin se mostraron siempre más convencidos e, incluso colocándose por detrás en el marcador, fueron capaces de avasallar al Glorioso para terminar llevándose un empate. 

Futbolistas del Barça protestan por la cartulina roja que vio Vitor Roque en Mendizorroza. Iñigo Foronda

Peores sensaciones, en la línea de lo anterior, hubo contra el Real Madrid en Mendizorroza. Y no por el resultado, pues caer contra los blancos es lo habitual, sino por la reacción. Hasta la expulsión de Nacho, en el minuto 56, el Alavés había plantado cara a su rival, con una labor defensiva excelsa, y todo se vino abajo cuando se quedó con un hombre más sobre el césped. A partir de ese momento, solo existió una escuadra sobre el césped. 

Además de los tres ya mencionados, ha habido otros tres encuentros en los que la escuadra albiazul ha estado en superioridad numérica. En dos de ellos (Cádiz, en la primera vuelta, y Real Betis) no tuvo demasiado tiempo para aprovecharlo; y en Balaídos, por el contrario, sí que logró dar un paso al frente. Tras la expulsión de Lucas de la Torre, Samu Omorodion puso el empate y hubo ocasiones, sin acierto, para superar al Celta.

Resulta curioso, de todas formas, que el partido en el que el Alavés mejor ha reaccionado a una cartulina roja es cuando se la han mostrado a él. Frente a Osasuna, aunque el resultado no terminó siendo positivo, sí que se vio a los babazorros mucho más intensos, hasta el punto de merecer más que los rojillos. Aquel día, cabe recordar, Antonio Blanco fue expulsado tras una acción rigurosa, en la que casi parecía más la víctima que el infractor.

SOLO UNA VEZ EN INFERIORIDAD

No ha habido, más allá de ese derbi, más contiendas en las que el Glorioso haya estado en inferioridad numérica, y eso es una buena noticia. La temporada pasada, por ejemplo, los de Luis García vieron ocho rojas en Segunda División, lo cual es una cifra muy superior a la actual. Xeber Alkain (2), Abdel Abqar (1), Rubén Duarte, Carlos Benavídez, Rober González, Luis Rioja y Mamadou Sylla fueron los perjudicados entonces.