Quien tuvo, retuvo. Eso es lo que, seguramente, pensó la afición del Deportivo Alavés cada vez que vio a Julio Salinas defender la zamarra albiazul. Aunque el delantero bilbaíno solo permaneció un año y medio en Mendizorroza, a donde, además, llegó cuando ya él mismo había dado por hecho su retirada, su rendimiento fue tal que, aún en la actualidad, se le considera como uno de los mejores refuerzos de invierno de toda la historia babazorra.

La llamada de este periódico, eso sí, no tiene que ver con el mercado de fichajes, si bien finaliza justo esta noche, sino con la visita del Barcelona al Paseo de Cervantes. Salinas dejó huella en el club culé, ayudándole a conquistar, entre otros muchos títulos, su primera Copa de Europa, y es esa experiencia la que le hace conocer muy bien cómo funciona un vestuario así por dentro, también en malos momentos como por el que pasa ahora.

“Estoy seguro de que los jugadores son conscientes de que el partido contra el Alavés es importante, pues necesitan apretar para asegurarse la plaza de Champions, pero cambiar dinámicas tan adversas es muy complicado. Cuando entras en el bucle negativo, incluso si eres un equipo tan grande como el Barça, hacen falta cambios para salir de ahí, y por eso lo de Xavi lo veía cantado. Creo que estaba decidido desde hace tiempo”, considera Salinas.

La victoria de este miércoles frente a Osasuna puede curar alguna herida, pero, según el exfutbolista babazorro, casi que beneficia más a los pupilos de Luis García Plaza que a los blaugranas: “Es cierto que están acostumbrados a jugar varios partidos por semana, pero esa diferencia de descanso es una clara ventaja para el Glorioso, sobre todo si le sumamos el hecho de jugar en casa. Creo que va a ser un encuentro muy exigente para el conjunto culé”.

Julio Salinas, junto a Nicola Berti, durante su etapa en el Alavés Pablo Leal

Una cuestión interesante, y que Salinas está en disposición de responder, es cuál es la clave para que clubes de la talla del Alavés puedan vencer a transatlánticos como el Barça. Algo siempre difícil, pero que, con Mané en el banquillo, se consiguió en los dos cara a cara de la temporada 1999-00. Martín Astudillo y Nan Ribera marcaron en el primero (2-1, en Mendizorroza) y el propio futbolista gironí volvió a sentenciar en el Camp Nou (0-1).

“En mi época, ganar a equipos así era más fácil, especialmente en casa. Hoy en día, sin embargo, la diferencia económica es tan importante que dependes más de cómo estén ellos que de ti mismo. Esta temporada, sin ir más lejos, ganar al Barça no es complicado, pero imagina cómo era enfrentarte al de los Messi, Xavi, Iniesta, etc. También influye, claro está, la motivación; tú sales al 200 % y para ellos suele ser un partido más”, explica. 

"PASÉ UN AÑO Y MEDIO INCREÍBLE EN EL ALAVÉS"

Al preguntarle por su etapa en el Alavés, Julio Salinas es muy claro. Lo que vivió en Mendizorroza “no pudo ser mejor”, sobre todo teniendo en cuenta la situación de entonces. “Fue un milagro lo que conseguimos, ni el más optimista se hubiera imaginado que íbamos a librar aquel año. Cuando llegué a Vitoria, el Alavés era el último, no tenía ni un duro para fichar y la plantilla estaba llena de niños, pero conseguimos darle la vuelta”, apunta. 

El bilbaíno recuerda que él fichó por el Glorioso cuando ya “había dejado el fútbol”. Llevaba “cuatro meses parado”, tras su periplo por Japón, y fue Mané quien le hizo cambiar de opinión: “No me imaginaba volviendo al césped, pero él me convenció para probar en algún entreno y ver cómo me sentía. Fue genial, la verdad. Le dije a mi hermano, que me llamó loco por querer meterme en algo así, que iba sobrado y empecé a jugar otra vez”. 

Julio Salinas, en su etapa con el Alavés.

Julio Salinas, en su etapa con el Alavés. DNA

El desenlace, eso sí, no fue el que le hubiera gustado. Después de ayudar al Alavés a conseguir la permanencia en el curso 1998-99, el presidente en aquel momento, Gonzalo Antón, no le quiso renovar. “Me dijo que mi época había pasado, que no había sitio para mí con la llegada de Meho Kodro. Y yo me enfadé, claro. Sabía que tenía a la afición de mi lado y presioné hasta que me dio un año más. Le dije que firmaba en blanco, sin sueldo, pero con una prima de 200 millones de pesetas si acaba como máximo goleador del equipo”, cuenta.

Y lo fue, cabe recordar. Pese a que, como imaginaba el máximo dirigente albiazul, Salinas comenzó la temporada 1999-00 jugando pocos minutos, terminó siendo más protagonista de lo esperado, convirtiéndose en pichichi del Glorioso con ocho dianas, una más que Javi Moreno. La última la marcó en San Mamés, donde los babazorros, al caer ante el Athletic, certificaron su sexta plaza, lo que les permitió clasificarse para la Copa de la UEFA. “Una campaña digna de película”, concluye el bilbaíno.