El Deportivo Alavés pone tierra de por medio con la zona roja de la clasificación y enfila la segunda vuelta del campeonato con la moral fortalecida tras la sólida victoria lograda frente al Cádiz. El conjunto vitoriano exhibió una de sus versiones más maduras del curso, creció desde la solvencia defensiva para sumar tres puntos balsámicos y dejó a la postre a la escuadra gaditana, un claro rival directo, a una holgada distancia de ocho puntos.  

El partido de anoche, sin llegar a estar catalogado por Luis García como una final, sí que estaba marcado en el calendario de los dos contendientes como el escenario ideal para dar un salto en la clasificación. 

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En imágenes: 15.838 gargantas alientan al "Glorioso" en su triunfo frente al Cádiz Alex Larretxi

El Glorioso fue consciente en todo momento de que la consecución de los tres puntos ampliaría el margen respecto al descenso y, por su parte, el Cádiz tenía entre manos una oportunidad de oro para estrechar el cerco. El respeto entre las dos entidades se demostró durante los 90 minutos, pero sin duda el anfitrión fue quien impuso su decisión para hacerse con los tres puntos.

inicio fulgurante La velada arrancó con un despliegue físico mayúsculo por el Alavés. De hecho, el conjunto vitoriano embotelló al Cádiz en su propio área durante los primeros diez minutos. La hoja de ruta del Glorioso no fue otro que explotar los costados gracias a Carlos Vicente y Luis Rioja y la lucha entre centrales a través del omnipresente Kike García, quien provocó el claro penalti que propició la victoria.

No obstante, el ímpetu mostrado por el Glorioso en los primeros compases se diluyó con el paso de los minutos. El desarrollo del partido se convirtió en una partida de ajedrez en la que ninguno de los dos equipos quiso asumir excesivos riesgos. Tras el descanso, el Alavés recuperó su personalidad e hizo los méritos suficientes como para adelantarse en el marcador. 

El equipo albiazul tampoco pasó apuros en su área, pues la línea defensiva rubricó una actuación de extrema fiabilidad ante el fútbol directo propuesto por el Cádiz.

En concreto, Rafa Marín y Rubén Duarte se consolidaron como una pareja de centrales de plenas garantías. Entre ambos frenaron en seco la potencia de Chris Ramos y también se desempeñaron con suma inteligencia en el otro fútbol, en el que desesperaron a Sergi Guardiola e Iván Alejo.

Además del notable rigor defensivo mostrado ante el Cádiz, el conjunto vitoriano volvió a contar con la formidable actuación de Ander Guevara en la sala de máquinas. El gasteiztarra fue el dueño y señor del desarrollo del partido, manejó a su antojo la creación de jugadas y supo detectar cuándo incrementar el ritmo o bajar de revoluciones un partido marcado por los pequeños detalles.

Cuarta portería a cero

Una faceta decisiva para los equipos inmersos en la lucha por la permanencia se encuentra en encontrar la solvencia en las dos áreas. Hasta anoche, el Alavés tan sólo había logrado dejar su portería a cero en tres ocasiones en liga. 

Un déficit que impidió sumar un botín mayor en duelos como el del Real Madrid y el Las Palmas, en los que el Glorioso apenas se sintió amenazado. Ayer, el conjunto vitoriano superó con nota su examen particular en su área ante un equipo que acabó quemando todas las naves para poder rescatar un punto.