El Alavés se mostró impotente en la visita al Cívitas Metropolitano, donde el Atlético de Madrid hizo valer la lógica para imponerse pese a la tímida reacción final del Glorioso. El conjunto vitoriano, que hasta la fecha estaba evolucionando positivamente en la mayoría de sus incursiones lejos de Mendizorroza, mostró una versión más bien tímida y endeble ante un rival que dejó el choque casi sentenciado a los 45 minutos de juego.

Pese a un inicio de partido con cierta valentía por parte del Glorioso, la realidad es que el equipo de Simeone se adueñó del balón y no dio ninguna opción al plantel albiazul. La retaguardia del Alavés vivió un martirio ante la continua movilidad de futbolistas como Riquelme, Griezmann y Morata, quienes hilvanaron jugadas con suma facilidad en el área de Sivera. El primero de ellos, de hecho, se encargó de abrir la lata tras una acción individual en el que se vieron las costuras de Gorosabel, superado con extrema facilidad en la velada de anoche. 

El disparo del atacante colchonero, potente y al primer palo, resultó ser imparable para Sivera, que se encargó de que la sangría no pasara a mayores tras protagonizar varias intervenciones de mucho mérito.

Tras recibir el primer tanto, el Alavés, en un acto de fe, quiso recuperar galones con el esférico y mostrar sus credenciales de ser un equipo con carácter. Sin embargo, en las fases con balón, la realidad es que el cuadro vitoriano estuvo lejos de su mejor versión y cometió numerosas imprecisiones. 

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Mazazo

Cuando el resultado al descanso parecía ser de un 1-0 llegó el jarro de agua fría para el Alavés. A escasos segundos de enfilar el tunel de vestuarios, Álvaro Morata se encargó de ampliar la renta después de ejecutar un tiro imparable para Sivera. 

Eso sí, el segundo tanto llegó tras un envío largo desde la zaga colchonera y donde la línea defensiva albiazul no mostró su contundencia. El ariete madrileño llegó prácticamente solo al balón y, una vez irrumpido en el área, dribló a Sedlar antes de enviar el disparo a la escuadra. 

La superioridad del Atlético de Madrid en las disputas y en el ritmo de juego fue de tal envergadura que Luis García se vio obligado a cambiar su esquema en la segunda parte. El técnico albiazul apostó por una retaguardia de tres centrales con el objetivo de vigilar algo mejor a los arietes colchoneros y el Alavés quiso crecer a partir de salir airoso de los duelos individuales. 

El Glorioso sufrió menos tras reajustar su línea defensiva, pero se echó en falta la conexión entre la sala de máquinas y el frente de ataque. Con tal propósito, el técnico albiazul agitó el árbol con la entrada de dos jugadores de una clara vocación ofensiva como Javi López, Abde, Hagi, y Kike García. La entrada del mediapunta rumano, además, brindó calidad en el último tercio y fue el encargado de asistir a Guevara, quien recortó distancias en los últimos segundos. 

Tras finalizar el choque en el Cívitas Motropolitano, que bien puede considerarse como una visita al dentista, el Deportivo Alavés afronta en la próxima jornada un duelo en el que no se debe caer en imprecisiones. En la jornada del regreso a Mendizorroza ante el Almería, son más que tres puntos los que habrá en juego, pues el conjunto andaluz es un rival directo en la lucha por la permanencia.