Ocho son las jornadas que se han disputado hasta ahora en LaLiga, siete los puntos que ha cosechado el Deportivo Alavés y cuatro los errores arbitrales que le han impedido sumar más. El último se vio ayer, durante el esperado derbi ante Osasuna, y provocó que Mendizorroza dijera basta, consciente de que, si el panorama no cambia próximamente, su equipo sufrirá más de lo que merece en la pelea por la permanencia. 

La acción que, en esta ocasión, indignó a la afición babazorra fue la que acabó con la expulsión de Antonio Blanco. En un contragolpe rojillo, nada más arrancar la segunda mitad, el cordobés topó con José Arnaiz, cuando este se disponía a entrar en el área, y el colegiado (Figuero Vázquez) decidió mostrarle la cartulina roja al interpretar que era el último hombre y que, por ende, cortaba una ocasión manifiesta de gol. Algo que, además, apoyó el VAR.

Esa lectura del árbitro andaluz puede entenderse sobre el terreno de juego, pues es la más fácil de apreciar, pero no tiene ningún sentido al revisar la repetición. En la misma, se ve claramente que, por un lado, el atacante de Osasuna no tiene el balón controlado en el momento que choca con Blanco y que, por el otro, el ocho albiazul ya está ralentizando su carrera cuando se encuentra con Arnaiz, quien fuerza la disputa al quedarse sin opciones.

La no corrección de Del Cerro Grande, encargado del VAR, provocó que el Alavés jugará con un hombre menos durante más de 40 minutos. Es decir, condicionó por completo un partido que, ya de por sí, suponía un reto para los babazorros, por detrás en el marcador pese a ser mejores que su rival. La sensación general en el estadio fue de impotencia y enfado, y lo mismo dio a entender Luis García en su rueda de prensa posterior al duelo. 

De todas formas, el Glorioso ya había sido menospreciado en anteriores jornadas, lo que no hizo más que potenciar ese sentimiento de hastío. Días atrás, en Balaídos, ni siquiera se revisó un posible penalti de Renato Tapia sobre Luis Rioja en la última jugada del encuentro porque, según le explicaron al técnico babazorro, “no era lo suficientemente claro”. 

Razón no le faltaba al cuarto árbitro, pues, de todas las polémicas, la protagonizada por el extremo sevillano es la menos evidente, pero sigue sin haber justificación para no llamar a Soto Grado a la pantalla cuando se trata una acción que puede cambiar el desenlace de un partido. Sin olvidar, al mismo tiempo, su incidencia en una batalla por la supervivencia que se va a decidir en pocos puntos. 

Ahora bien, si la decisión de Vigo puede llegar a perdonarse por ser una jugada demasiado gris, eso no ocurre con lo sucedido en Vallecas y Getafe. Ante el Rayo, García Verdura pitó una pena máxima de Álex Sola sobre Álvaro García, ratificado por el VAR, como consecuencia de un tropiezo del propio jugador local, a quien no tocó el extremo babazorro en ningún momento. “No es penalti, punto”, manifestó Luis García.

Y más inverosímil fue aún la acción de Jon Guridi con Djené en el Coliseum. Después de que Martínez Munuera señalara los once metros, permitiendo a los locales adelantarse, tras una disputa entre Abdel Abqar y Juanmi Latasa, hizo oídos sordos ante las quejas por un claro codazo del central azulón, dentro del área, que impactó en la cara del mediapunta azpeitiarra. La primera jugada, rigurosa, se revisó en la pantalla y la segunda –mucho más clara– no.

Es digno de mención, además, que las cuatro decisiones analizadas tienen algo en común, y es que todas ellas han condicionado por completo el transcurso de los partidos. Ninguna ha sido irrelevante, que también suele pasar. Ante este escenario, a la plantilla alavesista no le queda otra que insistir, pues, si hay un camino correcto para lograr el objetivo, ese es el que ha seguido hasta ahora.

Aunque los resultados podrían haber sido mejores, los babazorros están dejando buenas sensaciones en cuanto a juego y, respecto a los errores, solo queda esperar una reacción por parte de otros estamentos del club gasteiztarra. De momento, ya se ha optado por recurrir la expulsión de Blanco, si bien lo más probable es que la petición caiga en saco roto.