Tropiezo ante la misma piedra
El error de Abqar y el fallo desde los once metros de Sevilla merman las aspiraciones albiazules
El Alavés sufrió en sus propias carnes la crudeza del fútbol. Los de Luis García, que tenían entre manos una auténtica final por escalar a los puestos de ascenso directo, estuvieron a centímetros de dormir como líderes. No obstante, los pequeños detalles y la mala fortuna evitaron el éxtasis de Mendizorroza, que firmó su mejor entrada de la temporada y que concluyó la contienda sin aire y con un sabor agridulce pese al amor propio mostrado por el plantel vitoriano.
Desde el pitido inicial el Alavés salió con el cuchillo entre los dientes ante la escuadra nazarí y tuvo la primera ocasión a los treinta segundos. Rioja, Villalibre y Miguel, volcados en una insistente presión, contagiaron a las gradas del Paseo de Cervantes y convirtieron el feudo babazorro en un auténtica hoguera. Sin embargo y, al igual que en la visita a Valencia, el Glorioso tuvo que hacer frente a un jarro de agua fría poco después de superar el cuarto de hora de juego.
Cuando todo parecía dominado por Abqar, el zaguero marroquí, brillante durante el curso, cometió un error impropio en él y provocó un penalti para el Granada tras una pérdida del balón. Uzuni, especialista desde los once metros, no perdonó pese a que Sivera adivinase el lado del tiro. En una primera mitad en la que el cuadro visitante trató de bajar las pulsaciones, el Alavés esperó al descanso para reencontrarse consigo mismo.
Montaña rusa de emociones en Mendizorroza
Ataque volcánico
La segunda mitad estuvo dominada de principio a fin por el Glorioso. El Alavés creció ante la adversidad e igualó la dureza física del Granada. Los de Paco López, acomodados en las populares faltas tácticas y en “el otro fútbol”, se limitaron a especular con el resultado a favor. Ahora bien, desde la reanudación del segundo tiempo, los de Luis García ofrecieron un bombardeo de ocasiones sobre el área de Ferreira.
La mala suerte se volvió a cebar con el Alavés. Pese a superar el mazazo del tanto nazarí, los de Luis García hicieron méritos como para remontar la contienda. Centrados en el juego y llevados en volandas por más de 19.000 gargantas que no dejaron de alentar, los babazorros hicieron a la hora de juego lo que parecía más complicado, que era precisamente igualar el marcador. Tras el empate de Rioja, clave en la reacción albiazul, el Granada se vino abajo y no encontró la manera de llegar al área de Sivera.
Luis García, en vista de que el Alavés estaba generando peligro a través de los centros, introdujo a un rematador como Panichelli para aportar mordiente arriba. El argentino fue un incordio para los nazaríes y fue indetectable entre los de Paco López.
El rugido de Mendizorroza durante el Alavés-Granada
Con el inagotable paso de los minutos, el Glorioso hizo valer su superioridad numérica para encerrar en su área a un férreo Granada. Y en el 85’, tras un saque de esquina medido al segundo palo, el cuadro albiazul provocó un penalti decisivo. Salva Sevilla, de sobra experimentado para situaciones agónicas como el lanzamiento desde los once metros, tuvo en sus botas la victoria pero se encontró con el olfato de Ferreira. El segundo jarro de agua fría de la noche contra el que, desafortunadamente, poco se pudo hacer.
El Alavés se tuvo que conformar con un empate pese a ofrecer un segundo tiempo memorable y ya no depende de sí mismo para ascender de manera directa. Los de Luis García, que tienen por delante un calendario de infarto, ya no pueden fallar en las últimas tres finales si quieren obrar el milagro del regreso a Primera por la vía rápida.