Siete goles había marcado el Alavés en las cinco primeras jornadas. Todos ellos en jugada. Ni uno llegó a balón parado. Pues bien, ayer por fin el conjunto albiazul supo sacar provecho de la estrategia. Las dos dianas del conjunto babazorro ante Las Palmas llegaron tras ejecutar a la perfección una jugada preparada. La pizarra albiazul también funciona.

Y es que los pupilos de Luis García Plaza demostraron ante el Huesca que tienen más variedad de recursos para perforar la portería rival. La estrategia es un factor fundamental en una categoría tan equilibrada y el Alavés sacó ayer a relucir sus cualidades en este aspecto del juego.

El principal artífice para que la pizarra albiazul funcionase como se había diseñado en la sala de máquinas fue Salva Sevilla. El veterano centrocampista demostró una vez más que tiene un guante en el pie. El almeriense puso dos balones perfectos para que después sus compañeros ejecutasen el final de la jugada. Pases milimetrados, primero a Xeber Alkain y después a Miguel de la Fuente. Justo al sitio. Un francotirador de lujo. Su pie es un arma de precisión perfecta. Donde pone el ojo, pone la bola y encima con calidad sobrada para hacerlo de la forma que mejor le venga al equipo.

DOS CENTROS DISTINTOS

Si el primer gol llegó tras un pase raso desde el córner izquierdo que puso a la altura del borde de penalti para que fusilara Alkain, el segundo se originó con un centro a media altura al primer palo. El vallisoletano peinó hacia atrás buscando la llegada de un compañero en el segundo, esta vez Tenaglia, que marcó desde el área pequeña.

Una ejecucción perfecta en ambos casos, aunque bien es cierto que en el primero de los goles del Alavés estuvo ayudado por la parsimonia de la defensa oscense. Muy parados. Al menos, el Glorioso supo tener el acierto necesario para definir a la perfección. Una buena noticia. Un recurso más del que sacar provecho. Y eso que, tal y como reconoció el propio Luis García al término del partido, no es algo a lo que el cuerpo técnico dedique muchas horas. “Siempre el día antes del partido trabajamos el balón parado. Le dedicamos tiempo, como todos los equipos, pero al igual que otras cosas. Es una faceta más y estoy encantado de haber marcado así, ya que siempre te puede venir bien”, indicó.

Ahora habrá que esperar a ver si no tardan en llegar los goles de falta directa. Jugadores con buen disparo para lograrlo hay en el equipo. De momento, este reto ya se ha superado. Como el de la posesión. Luis García ya advirtió en la previa del partido ante Las Palmas que quería que su equipo tuviera más tiempo el balón en su poder para poder generar más peligro y sufrir menos. Pues bien, ayer mientras los albiazules fueron dueños y señores de la pelota ocurrió lo que su técnico había vaticinado. Las ventajas de la posesión: más peligro y menos sufrimiento.

Y es que en la primera mitad, en la que el Alavés ganó holgadamente la posesión a su rival, el Huesca tan solo disfrutó de una ocasión esporádica tras un disparo de Soko justo antes de cumplirse el cuarto de hora, mientras que el Alavés gozó de seis, varias de ellas clarísimas, antes del tanto de Xeber Alkain.

Sin embargo, en la segunda mitad, el Huesca se subió a las barbas del Alavés, empezó a tener más el balón y llegaron los apuros. La pérdida de la posesión le privó de llegar con fluidez y peligro y a su vez le generó dudas atrás. El Alavés no solo perdió el balón, sino también el aplomo. Al menos, demostró que sabe sufrir y no hubo que lamentar males mayores en Mendizorroza.