El Deportivo Alavés buscaba un inquilino para el banquillo que fuera capaz de devolver al club a Primera División lo antes posible, y el positivo historial de Luis García Plaza cuando otros clubes le encomendaron esta misma tarea anteriormente ha sido uno de los factores determinantes a la hora de elegirlo para liderar el nuevo proyecto babazorro. Y es que el madrileño ha vivido ya dos ascensos a la máxima categoría del fútbol español en su trayectoria como entrenador, el primero de ellos en la temporada 2009-2010 con el Levante y el segundo, el más reciente, hace un año, cuando devolvió al Mallorca a Primera justo después de descender, en una situación prácticamente idéntica a la que vive en estos momentos el Alavés.

A ello, además, habría que sumarle el conseguido con el Beijing Renhe en el curso 2017-18, cuando lo logró subir a la Superliga China. A Luis García nunca le han faltado pretendientes, tanto en el fútbol español como lejos de nuestras fronteras. Su discreta carrera como futbolista, en la que se desenvolvió tanto en el puesto de central como en el de lateral y en la que como máximo logró competir en Segunda B con el filial del Atlético y el Benidorm, contrasta con el éxito que ha tenido como técnico.

ASCENSIÓN METEÓRICA García Plaza comenzó desde lo más bajo, dirigiendo al Altea en la regional preferente valenciana con solo 27 años, ya que colgó las botas de forma prematura en el año 2000 por una lesión de menisco. Diez años después y tras pasar por distintos clubes de la Comunidad Autónoma como el Elche, el Villarreal B y el propio Benidorm, ya estaba entrenando en Primera División con el Levante. Es por ello por lo que, a pesar de ser todavía un entrenador joven (tiene 49 años actualmente), cuenta con una dilatada trayectoria en los banquillos, con más de 300 partidos en el fútbol español.

La versatilidad que tuvo en su carrera como jugador la mantiene también en su manera de entrenar, ya que se trata de un preparador camaleónico que siempre ha defendido la idea de que es el técnico el que debe adaptarse a los jugadores con los que cuenta y no viceversa.

Y su trayectoria en el fútbol estatal así lo confirma. En el Mallorca, el último club al que ha dirigido, aprovechó el buen trato del balón de futbolistas como Kang-In Lee, Dani Rodríguez, Salva Sevilla o Iñigo Ruiz de Galarreta para proponer un estilo de juego valiente, sacando el balón jugado desde atrás e intentando elaborar las jugadas de ataque desde la posesión, tanto en Primera como en Segunda.

En el Levante y en el Getafe, por el contrario, desarrolló un fútbol más directo. El factor común en sus distintas etapas como técnico, eso sí, es la presión adelantada y su predilección por el esquema 4-2-3-1, que seguro que intentará implementar en el Alavés. Eso sí, nada es inamovible y también pude jugar con un 4-4-2 o un 4-3-3 en función de las circunstancias del partido o el rival.