Aunque todavía debe tomar muchas decisiones respecto a su planteamiento de la próxima temporada, el Deportivo Alavés ya ha comenzado a moverse en el mercado en busca del sustituto de Julio Velázquez, quien, ya consumado el descenso de categoría, tendrá que despedirse de Mendizorroza al término del partido frente el Cádiz de este domingo; y, según ha podido confirmar este periódico, el principal favorito para el banquillo es Jon Pérez Bolo (Bilbao, 1974), actual entrenador de la Ponferradina.

Si esta apuesta, finalmente, saliera adelante, la entidad albiazul se aseguraría a uno de los hombres de moda de la escena nacional. Un técnico que llegó al Bierzo en 2018 y que, tras dejar atrás la Segunda B en su primer año allí, ha convertido a la Ponfe Algo que, sin ir más lejos, puede comprobarse echando un breve vistazo a sus resultados, los cuales han permitido a su equipo pelear, con una plantilla humilde, dos cursos consecutivos por puestos de promoción.

Ahora bien, recalar en el Alavés sería el mayor reto de Bolo hasta ahora. No como futbolista, pues ya jugó en Primera División con el Athletic y el Rayo Vallecano, donde se le considera una auténtica leyenda, pero sí como entrenador. Porque, tras abandonar los terrenos de juego en la campaña 2008-09, cuando defendió los colores del Barakaldo, su primera experiencia en los banquillos fue con el Arenas de Getxo, al que dirigió cuatro temporadas, y luego fichó por la Ponferradina.

Su bagaje con el cuadro berciano es de 71 victorias, 51 empates y 52 derrotas en 174 partidos, con los que, por cierto, ha hecho historia al convertirse en el técnico que más encuentros ha dirigido consecutivamente a la Deportiva; y su contrato termina el próximo 30 de junio, por lo que llegaría libre al Paseo de Cervantes. Como dato, en relación con el número de choques a su espalda, cabe destacar que, en el Alavés, solo tres han superado esa cifra: Mané, Txutxi Aranguren y Echezarreta -y los dos últimos no de manera continua-.

Ahora bien, el Alavés no es el único que está pendiente de su futuro. Su buen hacer en El Toralín ha llamado la atención de varios equipos y, para hacerse con sus servicios, el club albiazul va a necesitar vender muy bien su proyecto. Sobre todo, si Andoni Iraola termina marchándose del Rayo, porque una oferta -que ya sonó en enero- procedente de Vallecas, donde habrá fútbol de élite el próximo curso, sería demasiado tentadora para el preparador vasco, cuyo recuerdo de tierras madrileñas es extremadamente positivo.

Un pasado franjirrojo en el que, curiosamente, aparece indirectamente el Glorioso en distintos momentos. El más llamativo, aunque tal vez no tanto para Bolo porque el desenlace solo fue feliz para los babazorros, en los cuartos de final de la Copa de la UEFA. El 8 de marzo de 2001, su equipo, con él como titular, cayó por 3-0 en Mendizorroza; y, una semana después, el conjunto gasteiztarra logró el pase a la penúltima ronda, donde se midió al Kaiserslautern alemán, al perder únicamente por 2-1.

SU IDEA

Para finalizar, en lo referente al estilo de juego del técnico vasco, lo cierto es que este no sorprenderá al Paseo de Cervantes si el Alavés termina cerrando su fichaje -siempre que, eso sí, decida seguir la línea mostrada en el Bierzo-. En términos generales, la Ponferradina ha demostrado ser una escuadra a la que no le importa no tener siempre el balón, pero que, tratando de ser fuerte atrás, reclama sus momentos de protagonismo a lo largo de los partidos.

A Bolo le gusta el juego directo, rápido y muy bien ejecutado, lo que, pese a ser en oleadas -y, por tanto, no de forma regular-, permite que sus equipos generen varias ocasiones de peligro muy claras en cada contienda. Especialmente, cuando parten con ventaja en el marcador, puesto que, en narrativas de necesidad del rival, el vizcaíno sabe muy bien cómo castigar los espacios y sentenciar los encuentros a su favor.