a increíble descapitalización de la plantilla, paulatina desde el final de la exitosa etapa de Marcelino García Toral (2017-19) y acelerada hace ahora año y medio, ha dejado al Valencia con apenas tres futbolistas referenciales, todos ellos hoy en torno a los 25 años. José Luis Gayà, Carlos Soler y Gonçalo Guedes son el pequeño reducto que permanece de un grupo plagado de gente consagrada de la que la dirigencia de la entidad se desprendió con una alegría que devino en el desconcierto y la indignación de la afición de Mestalla.
José Bordalás asumió el pasado verano la reconstrucción tras el desaguisado y los previsibles fracasos de Albert Celades y Javi Gracia, misión para la que de momento solo cuenta con jugadores de perfil discreto o huérfano de rodaje en la máxima categoría. El mejor modo de comprender el retroceso competitivo del club es el repaso de las salidas. Del Valencia que se clasificó en dos campañas consecutivas para la Champions y conquistó un título de Copa, hoy faltan el portero Neto, los defensas Garay, Murillo, Vezo o Roncaglia; un centro del campo de lujo que componían Parejo, Kondogbia, Coquelin, Wass (acaba de fichar por el Atlético); y una nómina no menos descollante de delanteros: Ferran Torres, Rodrigo, Gameiro o Santi Mina. Mimbres para fabricar un cesto sólido y hermoso, por cabida y por diseño estético.
Con estos precedentes, normal que en el entorno de la entidad che se haya instalado el temor de que el próximo que haga las maletas sea Gayà, cuyo contrato expira en junio. Delantero en categorías inferiores, pasa por ser uno de los laterales zurdos de mayor proyección y aspirante señalado a suceder al azulgrana Jordi Alba (con pasado valencianista) no solo en la selección española sino en el Camp Nou. El canterano debutó en el primer equipo a los 17 años y acumula 281 encuentros. Frágil en apariencia, veloz y con una gran capacidad para desdoblarse y nutrir a los puntas gracias a su notable golpeo, Gayà responde al prototipo de defensa moderno: aplicado en tareas destructivas y muy dotado para colaborar en la creación.
De Gayà y Soler, un año más joven, cabría afirmar que llevan vidas paralelas. El actual centrocampista del Valencia rompió todos los registros goleadores de chaval, pero en su estreno con los mayores ya ejercía en la zona ancha. Fue en diciembre de 2016 y doce meses más tarde fue renovado con una cláusula de 30 millones. Confirmada su proyección, en mayo de 2017 su vinculación se amplio en cuatro años, hasta 2023, y la cláusula se disparó a los 80 millones. Se desenvuelve como interior y enganche, aunque a veces es utilizado como medio centro al lado de un compañero de perfil más defensivo. Lleva más de dos centenares de partidos y, como Gayà, es internacional absoluto, consecuencia lógica de su etapa en la Sub’ 21, combinado en el que se alzó con el título continental en 2019.
El eslabón que sigue a esta pareja ya contrastada se llama Hugo Guillamón, de 22 recién cumplidos, nacido en Donostia pero criado en la provincia de Valencia. Cumple su tercera campaña y ya ha debutado con la absoluta de España. Su gran valor radica en la polivalencia. Se desenvuelve indistintamente como central o centrocampista gracias a su lectura del juego y repertorio técnico. En su tarjeta aparecen 57 partidos y pretende sumar uno más hoy, pese a que el último fin de semana sufriera una fractura nasal que no le impidió completar los noventa minutos pero sí evitó que jugara contra el Athletic en Copa. Intervenido el lunes, quiere estar ante el Alavés con una protección facial. Es posible que Bordalás prefiera evitar el riesgo para su integridad física, dado que ha recuperado a Alderete y Diakhaby, pareja de centrales habitual durante la dilatada baja de Gabriel Paulista, líder indiscutible de la zaga. En caso de que Guillamón no juegue, será preciso un retoque en la media, donde Soler podría retrasarse y hacer de eje, con Foulquier y Moriba o Hugo Duro a los lados, en caso de que el entrenador opte por un 4-4-2. En citas previas ha alternado este dibujo con el que incluye tres centrales.
Quien no faltará en Mendizorroza es Guedes. Máximo realizador del equipo, con 9 goles ya ha batido su récord personal. El luso, que jugó 75 minutos contra el Athletic y fue sustituido por Musah, ha renacido. Vuelve a ser la esperanza del valencianismo. Hoy se parece al proyecto de figura que en 2017 se instaló en Mestalla cedido por el París Saint-Germain y al de un año fue fichado por 40 millones, la compra más cara de la historia del club che. El PSG se fijó en él por su explosión en el Benfica. Apuntaba a seguir la estela de tantas figuras que su país ha exportado a toda Europa estos años, pero la irregularidad ha marcado su trayectoria.
Con Bordalás, Guedes ofrece un comportamiento más sostenido y es básico en la producción ofensiva, toda vez que no convence Maxi Gómez, cuya eficacia es inferior a la de Soler (7) o Hugo Duro (6), e idéntica a la de Gayà o Alderete, con dos goles.
Se sigue pagando la factura de la severa descapitalización de la plantilla tras la exitosa etapa de Marcelino García
La reciente salida de Wass rumbo al Atlético se ha agregado a las de Parejo, Ferran, Rodrigo, Coquelin, Kondogbia, Gameiro o Neto