Además de Luis Rioja, quien nada más saltar al terreno de juego revolucionó el partido por completo, el futbolista más activo y acertado este martes sobre el césped de la Albuera fue Manu García. Allí, en tierras segovianas, el centrocampista asturiano volvió a ser titular cinco partidos después -la última vez fue en el Nuevo Mirandilla- y, pese a que lo habitual en estas eliminatorias es ver brillar a los jugadores más físicos, supo cómo imponer su talento para castigar los desbarajustes de la zaga del Unami.

En la primera mitad del choque, Manu compartió medular con el canterano Balboa y la primera ocasión clara nació en sus botas. El catorce recuperó el balón en campo rival, hizo una pared con Guidetti y, dentro del área, remató al palo. Una gran acción que, sin embargo, quedó en un segundo plano después de una bonita asistencia por encima de la defensa local que, de forma incomprensible, desaprovechó Iván Martín completamente solo en el punto de penalti.

Más tarde, ya en el segundo acto, el ovetense encontró en Rioja a su aliado ideal, ese que ofrece profundidad a través de sus desmarques, y participó de manera directa en el tanto que estrenó el marcador, pues fue él quien abrió el balón a la banda para que el sevillano le sirviera el tanto a Guidetti. No obstante, su protagonismo no terminó ahí, porque también fue el encargado de filtrar el pase que el propio extremo andaluz aprovechó para marcar el definitivo 0-3.

Por tanto -y teniendo en cuenta que la visita a la Albuera era un oportunidad para los menos habituales en liga-, si alguien superó con nota el examen, ese fue Manu García. Ahora bien, eso no significa que, al menos a corto plazo, el asturiano vaya a contar con más minutos en la competición regular, porque no se debe olvidar cuál era la exigencia del rival copero y tampoco el reto que supone derribar la puerta que da acceso a un puesto en el centro del campo titular.

Esto último, se debe a que el doble pivote formado por Loum y Moya es inamovible a día de hoy, ya que la aportación de ambos en defensa es imprescindible para Calleja y, por si esto fuera insuficiente, el extremeño incluso maneja notablemente la sala de máquinas; y también a que el técnico madrileño confía sobremanera en Pere Pons para actuar en la posición más adelantada, donde se prioriza un perfil más agresivo en la presión aunque, como consecuencia, se sacrifiquen otros aspectos más interesantes para lo meramente ofensivo.

Lo positivo para Manu, tal y como él mismo explicó en su última comparecencia ante la prensa, es que los equipos, habitualmente al menos, van evolucionando a lo largo de la temporada y, en ese sentido, el Alavés parece que está perfeccionando su juego hacia una versión más creativa que la que se ha visto hasta ahora. Algo que, si finalmente acaba estableciéndose, beneficiará sin duda al ovetense, cuyas condiciones como creador encajan de mejor forma en sistemas de este tipo.

COMPETENCIA Lo que sí está claro, acabe Manu siendo un habitual para Calleja o no, es que un paso al frente de la segunda unidad siempre es bienvenido. Porque, de esta manera, los titulares sienten la presión que llega desde atrás y hacen todo lo posible para dar un punto más y mantener su puesto.

Y esto, obviamente, sin olvidar lo que aporta un banquillo preparado a la hora de desequilibrar la balanza de un partido o, incluso, cuando se debe sustituir durante varias jornadas a un compañero lesionado -como ya ha sucedido esta misma temporada con Ximo y Martín-.