La racha de cinco partidos seguidos sin perder del Alavés llegó a su fin contra el Celta en un duelo en el que la suerte que le faltó a los gasteiztarras la tuvieron los gallegos en el área de Pacheco, donde vieron portería gracias a un rebote y a un penalti que el extremeño no acertó a despejar correctamente.

Calleja apostó de inicio por los mismos once jugadores que lograron rascar un empate en el Sánchez Pizjuán, con la única variante de situar a Rioja y Edgar Méndez en la banda contraria en la que suelen jugar, con la idea de generar espacios para los laterales con la aparición por dentro de los extremos. Por esta vía llegó la primera ocasión clara del encuentro, con una buena combinación entre Rioja y Martin, que envió un buen centro para Pons, que disparó mordido a pesar de tener una muy buena posición para marcar.

El catalán se acordaría de su oportunidad tres minutos después, cuando el Celta logró adelantarse en el electrónico en una jugada desafortunada para Pacheco. Santi Mina pisó área por el costado derecho, disparó en una posición escorada, el balón golpeó en la pierna de Lejeune y eso despistó al guardameta extremeño, que ya estaba venciéndose hacia el lado contrario. Llegó a tocar el balón con su mano izquierda, pero sin suficiente dureza para evitar que cruzara la línea de gol justo unas décimas antes de que llegara Laguardia.

Tocaba remar a contracorriente y el Glorioso siguió apretando y acechando el área del Celta, en algunos de los mejores minutos ofensivos de lo que va de temporada. Los locales aprovecharon los espacios dejados por el Celta con llegadas desde segunda línea de Pons y los laterales, hasta que en el minuto 20 encontró su recompensa en un centro al área desde la izquierda de Edgar Méndez, que peinó Rioja y aprovechó Joselu en el segundo palo, adelantándose a la blanda salida de Dituro, que pidió falta, para empujar suave al fondo de las mallas.

Con el paso de los minutos, las pulsaciones del partido, frenético en su primera media hora, fueron bajando y el Celta se hizo con el control del esférico, con el Alavés bien replegado esperando para salir a toda velocidad al contraataque. Los gallegos tuvieron varios acercamientos a los dominios de Pacheco, pero la zaga babazorra defendió bien, a excepción de una ocasión clara tras centro de Aspas, que Mina remató en el área pequeña, pero su disparo se marchó arriba.

Amenaza aérea

Reviviendo lo sucedido en Sevilla una semana atrás, el temporal condicionó la segunda mitad, aunque en este caso fue una intensa nevada la que cogió el relevo de la lluvia. La nieve, que fue poco a poco instalándose sobre el césped, ralentizó el partido y provocó que las mejores ocasiones llegaran con el juego aéreo. A los dos minutos de regresar de vestuarios, el Alavés rozó el gol con un centro que Araujo a punto estuvo de introducir dentro de su propia portería. En el córner posterior la tuvo Lejeune de cabeza, pero su remate se marchó fuera acariciando el palo derecho.

La volvieron a tener los gasteiztarras cinco minutos después, de nuevo con un saque de esquina botado por Toni Moya y, una vez más, la mala fortuna se cebó con los albiazules, ya que el remate de Loum se estrelló contra el poste cuando Dituro estaba ya vencido. Al igual que sucedió en la primera parte, el Alavés pagó su falta de pegada de cara a portería y en el minuto 70 el Celta recuperó la ventaja desde los once metros. La mano dentro del área fue clara, de Martín, y la ejecución de Aspas pésima, blanda al centro de la portería. Pacheco, sin embargo, no logró ni bloquear ni despejar con contundencia, el balón quedó muerto y el capitán celtinha no perdonó a la segunda.

El Alavés no se rindió en ningún momento y, de hecho, terminó el partido con tres delanteros centros sobre el césped, pero ni siquiera así fue capaz de igualar el encuentro. Una gran parada de Dituro a un latigazo de Joselu desde fuera del área en el 89 ahogó las esperanzas del Glorioso, que se fue con la sensación de haber merecido más y piensa ya en la Copa del Rey.