- La mejoría del Deportivo Alavés en los últimos nueve días, desde la victoria ante el Cádiz, es innegable. Sin embargo, este cambio de tendencia, aunque sea muy reciente, no se ha dado de la noche a la mañana. Si el barco babazorro navega ahora en aguas más plácidas, es porque, previamente, se ha hecho fuerte en una tempestad que pudo ahogar al capitán albiazul, pero que, contra todo pronóstico, lo que ha hecho es consolidar aún más el estatus de héroe que se ganó merecidamente la temporada pasada, cuando salvó al cuadro gasteiztarra de un descenso casi inevitable.
Como si de un regalo caído del cielo se tratara, la entidad del Paseo de Cervantes ha encontrado en Javi Calleja al mejor estandarte posible para defender sus intereses. Un hombre humilde, positivo y, sobre todo, trabajador. Alguien que, pese a no llevar una década en Vitoria-Gasteiz, ha entendido lo que es el Glorioso y, antes de morir con una idea difícil de sacar adelante en Mendizorroza, ha preferido mirar por el vestuario y el club y adaptar su estilo a lo que estos dos le pedían a gritos.
Todo ello, ha provocado una situación inédita en el mundo del fútbol. Por primera vez, incluso durante el grueso de la mala racha de resultados, casi la totalidad de la afición alavesista ha seguido confiando en el entrenador complutense y en su capacidad para revertir la mala dinámica. Algo que, seguro, también se ha trasladado a la plantilla, quien, en cuanto ha tenido la ocasión, no ha dudado en demostrar su fe ciega en el preparador madrileño -haciendo referencia al abrazo de Joselu en el Nuevo Mirandilla-.
Esto último, ha sido fundamental, además, para recuperar a varios futbolistas cuyo protagonismo en el Alavés parecía haber caducado. Dentro de este grupo, el caso más claro es el de Víctor Laguardia, que, tras más de un año acumulando penurias, ha rescatado a su mejor versión y está ejerciendo de nuevo como el káiser que un día llegó a ser. Un hecho, asimismo, especialmente importante esta campaña, en la que el conjunto babazorro necesitaba que el defensor maño cogiera la batuta de líder del eterno capitán Manu García.
No obstante, aunque el futuro se ve de otra manera después de los últimos partidos, Calleja todavía tiene mucho trabajo por delante. Más allá de mantener la buena tendencia, lo que el técnico albiazul necesita ahora es sumar más jugadores a su causa, pues su número de efectivos no abunda precisamente. En concreto, el alcalaíno precisa que miembros de la vieja guardia, como Pina y Edgar, y algún otro recién llegado den un paso al frente para, de esta manera, poder contar con alternativas que mantengan el nivel de los teóricos titulares.
Ahora bien, este último reto lo pueden facilitar mucho la secretaría técnica y las esferas que están por encima. El mercado de fichajes invernal está próximo y puede ser una gran oportunidad para apuntalar los eslabones más débiles del Glorioso. Y es que, con el banquillo tan bien cubierto, en el Paseo de Cervantes saben que cualquier resquicio del presupuesto puede ser empleado sin peligro en reforzar la plantilla y más en enero, pues, por esas fechas, ya se conoce perfectamente qué aspectos se pueden mejorar.
Eso sí, al tratarse de incorporaciones para, en principio, solo seis meses, la estrategia de fichajes no puede ser idéntica a la del verano, cuando se priorizó la llegada de futbolistas con más potencial que presente. En esta ocasión, quienes aterricen en Mendizorroza deberán ser capaces de aportar algo al equipo desde el primer momento -aunque, también es cierto, que el Alavés no se ha caracterizado por acertar en su últimas ventanas de invierno-.
Por otro lado, la reciente buena racha le ha brindado una ocasión sin igual al cuadro vitoriano. El próximo sábado, a las 18.30 horas, los albiazules recibirán al Levante para un duelo directo por la permanencia que, si cayera del lado de los de Javi Calleja, les permitiría marcharse al parón de selecciones en una situación inimaginable hace un mes.
La diferencia, por ejemplo, respecto a la anterior jornada internacional, que fue hace dos semanas, sería de 10 puntos. En definitiva, un paso al frente espectacular en apenas cinco partidos que, lógicamente, mantendrían al Glorioso alejado de los temidos puestos de descenso.