En muchos de los westerns clásicos aparece retratada la fiebre del oro que vivió en su momento el salvaje oeste de los Estados Unidos. Una época de aventuras sin medias tintas en la que personajes de todo tipo se jugaban la vida en busca de un valioso hallazgo que fuese precisamente la solución automática para garantizarse un porvenir mucho mejor.

Una descripción que se ajusta como un guante al rol que debe desempeñar el Deportivo Alavés esta tarde en el Martínez Valero. Porque El Glorioso se calará el sombrero de vaquero y empleará a fondo el cedazo y la batea para tratar de encontrar la enorme pepita de tres puntos que puede solucionarle gran parte de su futuro. Y es que, a únicamente tres jornadas para el final del campeonato, la victoria sobre el Elche se ha convertido en un tesoro de valor incalculable para el conjunto gasteiztarra.

El duelo entre albiazules e ilicitanos es, sin ninguna duda, un choque bisagra para ambos conjuntos, que pueden salir del mismo muy reforzados o seriamente dañados para afrontar el desenlace definitivo del campeonato. Los dos forman parte del grupo de seis equipos que pelean por evitar el descenso y lo que suceda esta noche sobre el césped puede influir definitivamente en que logren su objetivo o terminen pagando un carísimo peaje por los muchos errores cometidos hasta el momento.

A priori el plantel de Javi Calleja parte con una pequeña ventaja. La que le ofrece la actual clasificación, en la que ocupa la decimosexta posición -fuera de la zona roja- con dos puntos de ventaja sobre su adversario. Esa mínima renta, sin embargo, no debe empujarle a afrontar confiado el compromiso, puesto que un tropiezo en el Martínez Valero podría acarrear consecuencias de máximo peligro.

Lo que sí debe hacer, por el contrario, es rellenarle a rebosar el depósito de la motivación porque regresar a casa con los tres puntos en liza supondría dar un paso de gigante hacia la ansiada permanencia. Aunque debería estar pendiente igualmente de los resultados de sus otros adversarios, derrotar al Elche significaría alejar a un competidor directo cinco puntos con únicamente seis por disputarse.

Resulta evidente, por lo tanto, la trascendencia de una cita en la que el control y la gestión de las emociones y la máxima tensión que la rodeará resultará casi más importante que el rendimiento estrictamente futbolístico. A lo largo de los noventa minutos se sucederán a buen seguro situaciones de todo tipo y dejarse llevar por alguna de ellas hasta precipitarse hacia el descontrol será sin ninguna duda sinónimo de problemas.

Claro que el que termina decidiendo los partidos siempre es el balón y, en consecuencia, ni mucho menos puede descuidar el Alavés sus prestaciones futbolísticas. En este sentido, uno de los grandes objetivos albiazules debe ser recuperar la consistencia defensiva que se ha evaporado en sus dos últimas comparecencias, en las que ha encajado cinco tantos. A partir de esa solidez defensiva deberá ir creciendo para intentar generar peligro sobre la portería ilicitana y acercase a los goles que le catapulten hacia la victoria.

Pons en un lance del partido de la primera vuelta en el que el Elche se llevó los tres puntos de Vitoria. Foto: Iñigo Foronda

Para hacerlo, Javi Calleja no podrá contar con el sancionado Battaglia. Una baja de consideración teniendo en cuenta que el argentino había sido una pieza fija en el doble pivote hasta el momento. Pere Pons se perfila como el principal candidato a sustituirle y habrá que ver si el técnico madrileño opta por refrescar el once inicial ante la acumulación de esfuerzos y mantiene su apuesta en el equipo que presentó ante el Levante.