Después de colocar los primeros ladrillos de su particular reconstrucción con los cuatro valiosos puntos conquistados en sus últimos encuentros ante Getafe y Valladolid, el Deportivo Alavés afronta ahora un nuevo repecho en su complicado recorrido con dos comparecencias consecutivas fuera de Mendizorroza. Se trata de una etapa en la que el conjunto de Abelardo necesitaría continuar alimentando su casillero para no padecer un inoportuno parón pero la entidad de sus adversarios eleva considerablemente el listón de la exigencia de este objetivo. Porque El Glorioso debe rendir visita nada menos que al Barcelona y a la Real Sociedad, inquilinos ambos de la azotea de la tabla clasificatoria.
Sobre el papel, que el combinado albiazul obtenga alguna recompensa en cualquiera de estos desplazamientos se pagará a buen seguro a precio de oro en las casas de apuestas. Sin embargo, existe un factor que permite conservar un espacio para la esperanza gasteiztarra. Y es que el equipo ha demostrado esta misma temporada que es capaz de sacar adelante compromisos de esta entidad. Se trata, por lo tanto, de una ruta ya transitada por los albiazules.
No es necesario además rebuscar demasiado en el expediente del conjunto vitoriano para encontrar los ejemplos que pueden servir de modelo para los inminentes desafíos. Porque, de hecho, en los enfrentamientos de la primera vuelta contra blaugranas y donostiarras el Deportivo Alavés escuchó el pitido final con una sonrisa en el rostro. Ambos duelos, desarrollados en Mendizorroza, concluyeron con tablas en el marcador -empate a un gol con el Barcelona y sin goles ante la Real-, lo que considerando las circunstancias en las que se desarrollaron puede considerarse un buen resultado.
Frente al plantel de Ronald Koeman el conjunto vitoriano consiguió adelantarse a la media hora de juego gracias al gol de Luis Rioja pero la expulsión de Peleteiro en el minuto 62 le obligó a sufrir al máximo para terminar rescatando un punto de oro. Cinco semanas después se presentó la Real Sociedad en el Paseo de Cervantes encaramada al liderato de la clasificación y disfrutando de su mejor momento de la temporada. Sin embargo, los de Imanol fueron incapaces de perforar la portería de un Fernando Pacheco sobresaliente pese a disfrutar de superioridad numérica la última media hora del choque como consecuencia de la incomprensible expulsión de Battaglia. Esta cita fue precisamente la que puso fin a la racha de seis jornadas invicto del Alavés para abrir una crisis que terminó costando el puesto en el banquillo al soriano Pablo Machín.
No se trata, en cualquier caso, de los únicos ejemplos de buen rendimiento del Glorioso en encuentros en los que la teoría dicta que dispone de muy escaso margen para llevarse la victoria. Algo que, cotra todo pronóstico, logró el pasado 28 de noviembre en Valdebebas. En la undécima jornada de Liga, el conjunto vitoriano visitó al todopoderoso Real Madrid y, gracias a los goles de Lucas Pérez (de penalti) y Joselu, sumó la segunda victoria a domicilio sobre el gigante blanco en los cien años de vida del club del Paseo de Cervantes. El único precedente se había producido en el ejercicio 1999-00, cuando el inolvidable tanto de Jorge Azkoitia en el minuto 87 estableció el 0-1 definitivo.
Pero incluso más allá del resultado, lo más significativo del duelo del pasado mes de noviembre es que el Alavés fue claramente superior a su oponente durante prácticamente toda la contienda y exhibió argumentos futbolísticos más que suficientes para, como mínimo, competir de igual a igual con un adversario de la entidad del que dirige Zinedine Zidane.
Algo que tendrá que volver a hacer en sus dos próximas salidas si desea tener opciones de emprender el camino de regreso a casa con algo positivo en el equipaje. Porque tanto Barcelona como Real Sociedad exigirán la mejor versión albiazul en sus respectivos enfrentamientos. Si el cuadro de Abelardo es capaz de cumplir con este requisito imprescindible, podrá avanzar en su recién iniciado proceso de reconstrucción. En caso contrario, correrá un serio peligro de sufrir un peligroso parón que podría instalar las dudas de nuevo en el seno de la caseta. La exigencia del doble examen resulta incuestionable pero la escuadra gasteiztarra solo debe echar la vista atrás para encontrar los hitos que marcan el camino a seguir.