- El Deportivo Alavés no es un equipo que ande sobrado de calidad con el balón en los pies y la ausencia reiterada de su mejor activo en ese sentido en las últimas jornadas estaba pesando en exceso. Un Lucas Pérez al que la regularidad no había acompañado en las últimas semanas por culpa de unas reiteradas molestias musculares que no acababan de desaparecer regresó ayer a la titularidad -no disfrutaba de dicha condición desde la decimocuarta jornada liguera- y evidenció que su presencia es clave en una ofensiva albiazul que consiguió unos registros inusitados, avasallando al Valladolid por mucho que la eficacia no acompañase. Y en esa generación excepcional, la presencia del punta coruñés amenazando con su capacidad con el balón desde la zona de tres cuartos y también con sus servicios a balón parado resultó determinante. Como siempre lo ha sido cuando física y mentalmente ha estado en condiciones óptimas.

Entre los equipos que pelean por la permanencia, pocos pueden presumir de contar en su plantilla con una dupla como la formada por Lucas Pérez y Joselu, que además de ser sensacionales de forma individual son aún mejores cuando se complementan. La sociedad alcanzó la pasada temporada cotas de excelencia inauditas, pero la pareja no ha acabado de disfrutar de continuidad a lo largo del presente curso por culpa de esas ausencias reiteradas del siete albiazul. Carente de uno de sus principales argumentos de ataque -el otro futbolista de mayor calidad en esa zona, Jota Peleteiro, ha estado prácticamente desaparecido durante toda la campaña-, el Alavés había sido un equipo romo en muchas de sus últimas comparecencias.

Con Lucas de vuelta, el ataque alavesista volvió a ser una amenaza que acabó sepultando un Valladolid que solo encajó un gol porque el cuadro albiazul no tuvo acierto en su catarata de ocasiones. Ninguna de ellas llevó la rúbrica directa del coruñés, que estuvo más en labores de cerebro que de rematador. Ya fuese mediante su calidad para caer a zona de tres cuartos y pensar con el balón en los pies -suya fue la apertura a Martin para que el lateral centrase desde la derecha y Joselu materializase el 1-0 que acabaría siendo definitivo- o recibiendo de espaldas para, tras sensacionales controles, hacer gala de la potencia de sus piernas en arrancadas tremendas con las que generaba ventajas y servicios desde los costados. Un elemento diferencial en toda regla y el único futbolista de Abelardo capaz de generar ventajas con el balón.

A su alrededor, el equipo fue creciendo para acabar firmando la que seguramente ha sido la mejor actuación ofensiva de la temporada. Con timidez en la primera parte, pero convertido en un torrente en un segundo acto en el que el gol de Joselu, en precisa combinación, no debió ser el único porque las ocasiones desperdiciadas se sucedieron.

El retorno de Lucas, más allá de esa calidad que aporta con el balón en los pies, resulta fundamental también en la ejecución de la estrategia. En su ausencia, era Duarte el encargado de los saques de esquina y las faltas, pero la diferencia en la calidad del golpeo es abismal entre el delantero y el lateral. Si bien ayer los remates no llegaron hasta el tramo final, cada vez que el coruñés posó el balón en el verde para ejecutar el balón parado el Alavés volvió a recuperar esa sensación de amenaza que es sello de Abelardo.