Primeros minutos de juego, partido controlado y acierto ante la portería rival para desequilibrar el marcador a su favor. Si a alguien le pidieran que dibujara el escenario ideal para cualquiera de sus encuentros seguramente describiría un panorama muy similar a este. Y precisamente ese es el que ha tenido el Deportivo Alavés en sus tres últimas comparecencias ligueras. Sin embargo, estos inicios soñados no se han traducido, desgraciadamente, en el epílogo más previsible. Porque la escuadra de Pablo Machín parece haber extraviado en esta fase del curso la llave que permite cerrar definitivamente las contiendas cuando se empiezan a inclinar a su favor.

De esta manera, lo que apuntaba a un pleno soñado de nueve puntos sobre nueve posibles ha terminado transformándose en una bastante más decepcionante cosecha de tres positivos. Algo que, no obstante, conviene poner en valor porque en estas citas El Glorioso ha estado en serio peligro incluso de no poder conservar siquiera el empate inicial.

El último capítulo de esta fatídica trilogía y probablemente el más doloroso tuvo lugar el pasado domingo en Mendizorroza. El Deportivo Alavés aprovechó su notable arranque para disfrutar de una cómoda renta de dos goles a cero al cumplirse el primer cuarto de hora del duelo pero, tras el descanso, entró en un indescriptible agujero negro que permitió a su oponente restablecer las tablas sin demasiada dificultad y rozar el triunfo con la yema de los dedos.

Se esfumó así una valiosa ventaja que, en condiciones normales, debería ser sinónimo de victoria albiazul. Porque esa precisamente es una de las características obligatorias que precisa tener un conjunto del perfil del gasteiztarra si desea estar en condiciones de cumplir sus objetivos. Únicamente cerrando a cal y canto sus dominios para mantener los tesoros que tanto cuesta encontrar podrá disfrutar de un mínimo de tranquilidad durante su caminar por la máxima categoría. En caso contrario, se verá expuesto a graves amenazas de las que tendrá harto complicado escapar.

Esta preocupante fuga en la estructura del Glorioso ha llegado, curiosamente, en el mejor momento del combinado del Paseo de Cervantes. Tras protagonizar un comienzo errático en el que únicamente fue capaz de sumar uno de los doce puntos iniciales que se pusieron en liza y no anotó su primer gol hasta la cuarta jornada, el derbi ante el Athletic del quinto capítulo liguero supuso la inauguración oficial del casillero de victorias alavesistas. Una jornada después el Elche se llevó los tres puntos de Mendizorroza pero con el triunfo una semana más tarde en Valladolid el equipo abrió la racha positiva que aún mantiene.

Al igual que había sucedido contra el Athletic, los de Pablo Machín hicieron valor los tantos de Pina y Borja Sainz (en los minutos 55 y 85) para hacerse con la victoria sin que el combinado castellano lograra siquiera acortar distancias.

Así se llegó al duelo de la octava jornada frente al Barcelona en Mendizorroza. Una cita con pocas opciones de éxito a priori para los albiazules pero en la que su buen juego y el gol de Rioja a la media hora reactivaron las esperanzas. En el minuto 62, sin embargo, Jota Peleteiro fue expulsado y apenas uno más tarde Griezmann batió a Pacheco para establecer el empate con el que concluyó el enfrentamiento.

Un guion que se repitió prácticamente calcado una semana después en la visita del Glorioso al Levante. Entonces fue Lucas Pérez el que abrió el camino a los cuatro minutos pero de nuevo una tarjeta roja evitable -la vista por Edgar Méndez en el 34- se convirtió en un obstáculo insalvable. En inferioridad durante una hora, el cuadro vitoriano no pudo evitar la igualada granota, obra de Morales en el minuto 51.

En el encuentro del pasado domingo, sin embargo, la incapacidad albiazul para cerrar el encuentro se agravó significativamente, por cuanto su ventaja era doble (2-0 al cuarto de hora) y además no sufrió ningún accidente que le dejara en inferioridad. La remontada ché, por lo tanto, evidenció un grave problema al que el cuadro de Pablo Machín debe encontrar solución cuanto antes.

Barcelona. La octava jornada supuso el inicio de esta preocupante racha. Luis Rioja adelantó a los albiazules en el 31 pero Jota Peleteiro fue expulsado en el 62 y Griezmann empató en el 63.

Levante. En la visita al Ciudad de Valencia Lucas Pérez marcó en el minuto cuatro pero Edgar Méndez vio su absurda segunda tarjeta amarilla en el 34 y Morales restableció las tablas en el 51.

Valencia. El pasado domingo el Alavés disfrutó de su mayor ventaja (Ximo Navarro y Lucas marcaron en el 4 y el 15) y no se quedó en inferioridad pero el Valencia empate y estuvo muy cerca de ganar.

2

Veces ha logrado hacer valer el Alavés su ventaja en el marcador. Ante Athletic (1-0) y Valladolid (0-2) en las jornadas 5ª y 7ª.