- Víctor Laguardia apareció en Vitoria en el verano de 2014 y acaba de iniciar su séptima temporada en el Deportivo Alavés, un club en el que, por derecho propio, se ha ganado ya ser considerado como una auténtica leyenda. Siete campañas consecutivas siendo uno de los absolutos referentes de una etapa dorada para la entidad del Paseo de Cervantes -en lo personal, un periplo solo ensombrecido por la grave lesión de rodilla que sufrió en abril de 2017- le han dado para subir poco a poco escalones en el listado de futbolistas históricos del club y, si como todo hace prever, esta tarde es de la partida en el duelo contra el Getafe el central zaragozano alcanzará la cifra redonda de doscientos partidos con la zamarra albiazul.
Cuando finalizó la pasada campaña, el maño se encontraba a solo tres partidos oficiales de alcanzar dicha cifra, a la que llegará hoy mismo -todo hace indicar que será titular en el eje de la zaga de nuevo- después de haber jugado en las dos primeras jornadas ligueras frente a Betis y Granada. A sus espaldas, 199 compromisos con la camiseta azul y blanca: 112 en Primera División, 74 de Segunda División y 13 de Copa del Rey. Precisamente, perderse la final de este último torneo en 2017 por la durísima lesión que sufrió apenas unas semanas antes -ni siquiera pudo acudir a Madrid para estar con el resto del equipo, pues estaba hospitalizado en Barcelona recién operado- es la espinita clavada que le quedará para siempre. Un problema en la rodilla que le dejó en el dique seco también durante buena parte de la campaña 2017-18, en la que solo pudo disputar 19 partidos cuando en todas las restantes siempre ha estado por encima de la treintena, ofreciendo un rendimiento sobresaliente y siendo pieza clave en el regreso y permanencia en la élite.
A las puertas de cumplir 31 años, aunque en los últimos tiempos su nivel ha decrecido con respecto a una versión soberana que le ha conducido a los altares del alavesismo y también provocó que clubes importantes pusieran sus ojos en él -el Valencia estuvo a punto de ficharlo, pero antes de su lesión la salida al fútbol inglés parecía cantada-, Laguardia, un nuevo gudari en la saga albiazul, es una leyenda viva del alavesismo. Y ese aura de guerrero indestructible se verá incrementada todavía más cuando esta tarde festeje su bicentenario como alavesista.