- El coronavirus ha provocado que todo sea atípico, que nada sea normal. No lo fue el fútbol en su primer regreso y todo apunta a que tampoco lo volverá a ser cuando el balón vuelva a rodar oficialmente en Primera División en septiembre si la pandemia no empeora aún más el panorama. Seguridad, protección e higiene van de la mano desde hace meses y también van a ser las protagonistas principales de las pretemporadas de los equipos. Aún a falta de confirmar las fechas oficiales para el retorno y todo el proceso de puesta punto, el Deportivo Alavés tiene previsto empezar su preparación para la campaña 2020-21 la semana que arranca el próximo lunes 10 de agosto, día en el que está previsto que empiecen los reconocimientos físicos y médicos que se extenderán durante la jornada del martes y ya comenzar el miércoles con los entrenamientos propiamente dichos. Y, como es evidente, el trabajo de preparación veraniego va a estar plagado de cortapisas que van a provocar que la pretemporada albiazul se parezca en muy poco a las precedentes.
El primer aspecto relevante viene determinado por la fecha de la vuelta al trabajo. Retrasado un mes el retorno de la competición liguera -se mantiene la previsión de que arranque el 12 de septiembre, aunque aún habrá que esperar para saberlo definitivamente al estar sin resolver el último ascenso-, el trabajo estival también se ha pospuesto respecto a sus fechas habituales. Pero se trata del retorno con menos espacio para la recuperación y las vacaciones de los futbolistas, que apenas habrán disfrutado de tres semanas completas de descanso este verano. Un inconveniente con el que habrá que lidiar a la hora de programar el trabajo físico, pues las plantillas han disfrutado de poco reposo para su recuperación completa después de un tramo final del curso 2019-20 muy exigente sin apenas espacio para oxigenar la musculatura tras cada partido al concentrarse al máximo el calendario. La previsión, además, es que en la campaña 2020-21 también se afronten muchos esfuerzos extraordinarios en forma de encuentros encadenados ante la obligación de resolver la liga en mucho menos tiempo del que viene siendo habitual.
Además, jugadores, técnicos y el resto de trabajadores que se encuentran cercanos en el día a día del equipo tendrán que someterse de nuevo a las pruebas para la detección del coronavirus a su regreso y volverán a ser una constante dentro de los protocolos que se deben cumplir.
Otra novedad vendrá marcada por el escenario en el que los clubes llevarán a cabo sus pretemporadas, que tendrán que estar localizadas prácticamente en su totalidad en las sedes de los clubes casi por obligación, aunque en este caso el Alavés será de los menos afectados al ser bastante doméstico en este aspecto. En los tres últimos años, el club ha apostado por pequeñas concentraciones lejos de Vitoria -los dos últimos en Los Ángeles de San Rafael y el anterior, en Algorfa-, pero la base de operaciones principal ha sido siempre la ciudad deportiva de Ibaia. Con todas las medidas sanitarias e higiénicas que hay que cumplir y las dificultades que plantean los desplazamientos, la instalación se convertirá, salvo sorpresa, en el particular campo de trabajo del equipo a lo largo de un mes. La alternativa de una pequeña concentración en el entorno cercano -en muchas ocasiones el club ha recurrido al Parador de Argómaniz para ello- puede ser una opción para hacer grupo ante la imposibilidad de realizar la misma en la propia ciudad deportiva al carecer de un espacio residencial como sí disfrutan otros equipo.
Para muchos clubes, la imposibilidad de desplazarse será un inconveniente grave. No son pocos los equipos que viajan a distintos países de Europa (Holanda, Austria, Escocia o Inglaterra son escenarios habituales) en verano para beneficiarse de un clima más benigno que el que existe en la península en los meses de verano, mientras que otros eligen las giras intercontinentales para hacer caja a la vez que se preparan. En este sentido, la estocada económica para los grandes será importante al no poder desplazarse a Estados Unidos o Asia para incrementar sus ingresos.
Y es que otra cuestión que presenta enormes incógnitas es la referida a los tradicionales amistosos de pretemporada. Los grandes torneos veraniegos han decaído ya por completo y esta situación amenaza con ser su puntilla definitiva, pero es que incluso el resto de partidos de preparación se encuentran en grave riesgo. Si organizar encuentros de competición oficial ya requiere de unas medidas extraordinarias y complicadas de cumplimentar, preparar dichos dispositivos en algunos escenarios de los que el Alavés acostumbra a elegir para sus amistosos es directamente imposible.
Todo hace indicar que los partidos de preparación, que seguramente serán muy pocos si finalmente pueden celebrarse, serán en un entorno cercano -organizar desplazamientos es bastante complicado ya de por sí, pues el protocolo exige unas distancias para las que se requieren dos autobuses- y precisarán de instalaciones en las que se puedan implementar las medidas higiénicas y sanitarias sin problemas, como los estadios de equipos de Primera y Segunda División o las propias ciudades deportivas. Y, casi con total seguridad, exigirán también que el rival se encuentre dentro del fútbol profesional, pues los equipos tendrán que someterse a las conocidas pruebas de detección del coronavirus que tienen un coste económico importante si no son sufragadas por LaLiga.
Dentro de unos días, el Alavés desvelará el plan trazado para su trabajo de pretemporada. Pero todo hace indicar que será bastante diferente al de los últimos años. Aunque, en todo caso, el vitoriano será uno de los clubes menos afectados en este sentido al estar acostumbrado a unos veranos bastante caseros y sin grandes de alharacas.
La ciudad deportiva será la base de operaciones estival y los partidos requerirán de medidas de seguridad que también serán excepcionales