- Fue una noche de transistores, aunque lo bueno es que el Alavé dependía de sí mismo y tampoco tenía que estar pendiente de lo que sucediera en otros campos donde competían los tres rivales directos por el descenso. Sin embargo, al equipo vitoriano le costó hacer sus deberes y además venía de una trayectoria muy inestable en las últimas jornadas, por lo que no hubo otro remedio que echar un vistazo a lo que sucedía en San Mamés, Balaídos y el Visit Mallorca Estadi.
Lo cierto es que la noche no empezó demasiado bien y los nervios se apoderaron de los aficionados babazorros con ese tanto anulado a Borja Iglesias y el gol del Cucho Hernández para el Mallorca que ponía al rojo vivo la pelea por la permanencia. Por si ello fuera poco, la tempranera expulsión de Unai Simón representaba otro jarro de agua fría porque el Leganés disponía de superioridad numérica ante el Athletic desde el minuto 20. Las buenas noticias tan solo procedían desde tierras baleares con los goles de Bardhi para el Levante que dejaban momentáneamente atrás en la clasificación al Celta.
Afortunadamente, el panorama cambió de forma radical tras el descanso y el Alavés comenzó a saborear las mieles de la salvación con el gol de Joselu. Tras unos minutos de suspense, los que necesitó el VAR para corregir el fuera de juego decretado por el linea tras el pase de Burke, el gallego allanó sobremanera un camino que más tarde sería rematado por Ely con un segundo gol de oportunista tras un saque de esquina. Ese 0-2 era gloria bendita para un Alavés al que ya le resultaba indiferente, por ejemplo, la victoria del Leganés en San Mamés. Caso de no haber hecho sus deberes en tierras béticas, el conjunto vitoriano hubiese afrontado una última jornada de infarto ante el Barcelona. Sin embargo, la visita de los culés ya será completamente intrascendente. El Mallorca certificó el desastre, mientras que Celta y Leganés se lo jugarán todo este domingo a una sola carta.