- Como desgraciadamente sucede en tantos otros ámbitos, el deporte profesional no está siendo ni mucho menos ajeno a la terrible incidencia del coronavirus. Y más allá de los evidentes efectos que generan los casos positivos o la suspensión -por el momento temporal- de las competiciones, una de las cuestiones más relevantes que se plantea sobre la mesa es la obligación de tener que trabajar con la incertidumbre como inseparable compañero.
Una situación nada cómoda pero inevitable en las actuales circunstancias. Porque la realidad es que las dudas se multiplican de manera exponencial afectando a las vertientes más variadas de la actividad y, en la mayoría de los casos, carecen de una respuesta fiable. Y ese es precisamente el escenario en el que le toca desenvolverse ahora mismo al Deportivo Alavés y sus trabajadores, no solamente los profesionales del equipo de Primera División.
Una tesitura en la que adquiere más vigencia si cabe el día a día o partido a partido popularizado en los últimos años por el entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone. La situación es tan cambiante e imprevisible que la entidad del Paseo de Cervantes se está limitando a adoptar decisiones puntuales en cada momento, sin permitirse tomar medidas siquiera a corto o medio plazo.
De esta manera, a diferencia de lo que han hecho otros conjuntos de Primera y Segunda División, la escuadra albiazul ha optado por mantener su actividad lo más normalizada posible. Mientras que no son pocos los clubes que han concedido días de descanso a sus futbolistas tras oficializarse la suspensión de la competición oficial, los integrantes del Glorioso han continuado acudiendo a su cita habitual con las sesiones de trabajo. Así, ayer mismo Asier Garitano dirigió en las instalaciones de Ibaia lo que podría considerarse un entrenamiento normal. De hecho, la única variación que se ha producido respecto al plan inicial previsto para esta semana es la cancelación de la sesión que inicialmente iba a tener lugar hoy. Si todo discurre sin novedades, sin embargo, el lunes se retomará la actividad habitual.
Pero claro, resulta harto complicado que la lógica intranquilidad no entre en escena y mediatice de alguna manera el desempeño de los profesionales por mucho que traten de dejar a un lado los temores mientras desarrollan su trabajo. Una comprensible reacción humana que, no obstante, podría no ser la principal dificultad.
Porque la incertidumbre se refleja también en otro aspecto decisivo dentro del deporte profesional. Los futbolistas, al igual que el resto de atletas, están sometidos a una preparación milimétrica encaminada a alcanzar su máximo rendimiento en los momentos de la temporada en la que deben pelear por sus principales objetivos. Ahora mismo es completamente imposible prever cómo será el futuro de las competiciones por lo que la programación que pueda realizar el Alavés -y el resto de equipos- es poco menos que una lotería. Consecuencia inevitable de trabajar en la incertidumbre.
Regreso el lunes. Al contrario de lo que ha hecho el Espanyol -su teórico rival de mañana-, que ha suspendido sus entrenamientos durante los próximos quince días, el Alavés continúa con su actividad y ayer se ejercitó en Ibaia. Durante cerca de una hora, la plantilla trabajó en una sesión regenerativa en la que Oliver Burke ya estuvo junto al resto de sus compañeros hasta el final. Pina y Fejsa realizaron rutinas específicas, mientras que Camarasa y Magallán permanecen en sus respectivos domicilios recuperándose de las paperas y la gastroenteritis que les afectan. El equipo tiene previsto retomar el trabajo el lunes.