Vitoria - El Deportivo Alavés consiguió completar ayer una operación en la que llevaba tiempo trabajando y que le permite cerrar su centro del campo con una figura de peso como Ljubomir Fejsa, que viene a cubrir específicamente el hueco que se generó en el pivote con la lesión de larga duración de Tomás Pina. Con las contrataciones de dos mediocentros como Víctor Camarasa e Ismael Gutiérrez se buscó potenciar la creatividad en la zona ancha, pero el serbio representa la figura de un futbolista de marcado corte defensivo para aportar potencia física y salida de balón justo por delante de la defensa. Tras una ardua negociación con su club de procedencia, el Benfica portugués, las tres partes sellaron un acuerdo de cesión hasta el final de la presente temporada. Precisamente, la fórmula de la llegada de Fejsa a Vitoria -el futbolista voló de Lisboa a Madrid por la mañana y llegó a la capital alavesa a primera hora de la tarde- ha sido la que ha retrasado la ejecución de la operación, pues el Alavés pretendía hacerse con los servicios del futbolista con la carta de libertad, pero su entidad de procedencia no ha renunciado al año de contrato que todavía le queda por delante al balcánico, con el que tratará de hacer negocio en verano.
El serbio ha sido una pieza fundamental durante los últimos años en una de las etapas más exitosas del Benfica. A Portugal llegó tras haber ganado tres títulos ligueros consecutivos en su país con el Partizan y otros dos más en Grecia con el Olympiacos -además de dos Copas en cada uno de los países- y trasladó esa tendencia ganadora a Las Águilas. Así, su presencia desde 2013 en el Estadio da Luz se ha saldado con cinco títulos ligueros -todos menos el correspondiente a la temporada 2017-18-, a los que añadirá el sexto al final del presente curso, ya que su club de procedencia tiene enfilado otro trofeo más que añadir a las dos Copas, las tres Copas de la Liga y las cuatro Supercopas que ha conquistado durante las siete temporadas de experiencia de Fejsa en el club lisboeta.
Durante casi toda esta etapa, el serbio ha sido una pieza fundamental en el Benfica, pero su importancia comenzó a decaer prácticamente hace un año. La salida del banquillo de Rui Vitoria y la llegada de Bruno Lage coincidió con un mes de enero en el que el nuevo jugador albiazul sufrió una lesión muscular que le mantuvo durante casi dos meses en el dique seco. A partir de ahí, no fue capaz de ganarse la confianza de su nuevo entrenador, circunstancia que se agravó en el arranque de la presente temporada al encadenar varios problemas musculares. Con solo cinco partidos en su haber en el actual curso, tanto el club como el jugador entendían que este mes de enero tenían que resolver su relación.
Un futbolista de peso Precisamente, estas dudas con el estado físico de un jugador que viene de sufrir hasta cuatro parones en lo que va de curso -no juega desde principio de octubre- por diversas molestias musculares, han conducido al Alavés a evitar cualquier tipo de riesgo en este sentido y la noticia de su fichaje por la entidad del Paseo de Cervantes no se concretó hasta la noche de ayer, una vez realizadas las pertinentes pruebas médicas. El club necesitaba cerciorarse de que el jugador llega en condiciones óptimas tras el importante esfuerzo realizado para su incorporación a la disciplina de Asier Garitano.
No en vano, el historial de Fejsa, quitando lo más reciente, habla de un jugador de mucho peso en el que ha sido el club dominador en Portugal en las últimas campañas y también con importante presencia en Europa. Las dudas más inmediatas vienen por su capacidad de coger el ritmo de competición después de muchos meses sin jugador y, sobre todo, tras haber encadenado varios problemas físicos.
A partir de ahí, se espera que el serbio asuma galones con cierta celeridad y se convierta en una pieza de referencia en un centro del campo que está llamado a variar de manera significativa con respecto al que arrancó la temporada. Si entonces la pauta en el pivote la marcaba Pina con Mubarak Wakaso y Manu García como principales acompañantes, a partir de ahora debería ser el balcánico el encargado de llevar el peso por delante de la defensa, con Camarasa ejerciendo de pieza móvil para conectar con el ataque. Las variantes que se le presentan a Garitano son, en todo caso, múltiples, ya que en esa posición cuenta también con el propio capitán, con otro recién llegado como Ismael y también con Pere Pons. A quien se le cierran las puertas definitivamente es a un Javi Muñoz que debería buscar una salida antes del cierre del mercado, mientras que con Dani Torres la única solución pasaría por la rescisión definitiva de su contrato.