vitoria - El Deportivo Alavés dio un paso de gigante la temporada pasada, sobre todo en lo que a estructura se refiere con el ascenso de su filial a la categoría de bronce, la Segunda División B. Este fue un paso muy importante, que ya se estuvo a punto de conseguir hace dos temporadas y donde por fin se logró hace unos meses y que permite y permitirá a la cantera del Alavés crecer.

Cuando se consigue un logro deportivo como un ascenso, al principio todo son celebraciones y alegrías, pero luego hay que hacer frente a una categoría superior. Los rivales tienen un mayor nivel futbolístico, hay que adaptarse a la categoría y los desplazamientos son más lejanos, pero todo esto es la teoría, y como ya sabemos, luego hay que jugar, y es entonces cuando puede suceder de todo en el mundo del deporte.

Sin embargo, la tendencia y la experiencia suele decir que los equipos recién ascendidos suelen pasar un proceso de adaptación a la nueva categoría. Esa teoría, la ha cumplido el MiniGlorias, pero solo a medias. El equipo de Iñaki Alonso ha mostrado dos caras muy distintas si analizamos cuando los albiazules juegan en Ibaia, a cuando disputan sus encuentros lejos de Vitoria. Números en mano, el filial ha actuado hasta la fecha como local nueve veces y ha conseguido seis victorias, dos empates y una derrota, para un total de 20 puntos. Cuando ha jugado fuera de Ibaia tan solo ha cosechado tres puntos procedentes de tres empates, el resto se contabilizan con derrotas (siete en total).

Eso sí, esa fortaleza como local, por el momento, le está valiendo al filial para respirar tranquilo en mitad de la tabla, donde ocupa actualmente la undécima plaza con 23 puntos y con una diferencia de cuatro puntos sobre el descenso que lo marca el Guijuelo. No hay que olvidar, que el objetivo de los albiazules no es otro que la permanencia y ayudar al club a crecer. El propio entrenador ha admitido en ruedas de prensa que los “chavales” tienen que ir aprendiendo e ir creciendo y empezar a puntuar cuando jueguen como visitantes, pero que en el cómputo global está muy contento con sus jugadores. Y no es para menos, porque a pesar de la escasez de puntos como visitante, las sensaciones y el juego del filial son muy positivos.

Esta dinámica positiva se acrecienta si se tiene en cuenta que Iñaki Alonso ha variado mucho de alineación en cada jornada dando oportunidades a casi todos los jugadores y además le ha dado resultado. Como el propio técnico tiende a decir, “es precioso hacer crecer a un equipo joven”.

Obligados a mejorar fuera Los deberes para la segunda vuelta están claros, mejorar el papel lejos de Vitoria y mantener la buena dinámica en Ibaia, donde se sufrió la primera derrota del curso hace relativamente poco, en la jornada 16ª (el 8 de diciembre) ante el Arenas. Por el momento, con el año nuevo no parece haber cambiado esa situación, ya que se perdió el pasado fin de semana en Lezama ante el Bilbao Ahtletic. Aun así, hay mimbres y confianza de sobra para que el Deportivo Alavés B continúe creciendo como equipo y realice una segunda vuelta que haga seguir disfrutando a los aficionados.