Vitoria - Regresa este fin de semana Lluís Carreras al que fue su hogar de acogida durante cinco años. Para el actual técnico del Zaragoza, Vitoria es más que una ciudad de paso dentro de una carrera. En su caso, fue el final amargo de una dilatada trayectoria como jugador y el incipiente inicio de su actual periplo como entrenador. En los años más oscuros de la historia del Deportivo Alavés, el catalán encarnó la resistencia a los desmanes de Dmitry Piterman dentro del vestuario, el primero en plantarle cara dentro de la caseta y también por la vía judicial. Tras colgar las botas, y a pesar de haberlo pasado muy mal en la capital alavesa, se decidió a seguir instalado en la misma junto a su familia mientras que completaba los cursos que le daban el título de entrenador. Y, precisamente, fue El Glorioso y Fernando Ortiz de Zárate quienes le abrieron las puertas para dar sus primeros pasos como técnico en las categorías inferiores del club.

Como futbolista, Carreras creció en La Masia a la sombra del Dream Team, con el que debutó el 4 de abril de 1993, con lo que la Liga culé de aquella temporada figura en su palmarés. No había sitio en equipo de semejante calibre para un lateral izquierdo que hizo las maletas para ganar experiencia en Primera tanto en Oviedo como en Santander antes de su regreso a la Ciudad Condal en el annus horribilis en Can Barça que supuso el final de la etapa de Johan Cruyff al frente del equipo tras ocho temporadas en las que dio un giro a la historia del club.

Tras ese año en su club de formación, Carreras inició un periplo brillante de cinco temporadas en el Mallorca (ascenso a Primera, subcampeón de Copa, campeón de la Supercopa de España y subcampeón de la Copa de la UEFA) al que le siguieron dos años en el Atlético de Madrid (de nuevo, ascenso a Primera) y otro en Murcia antes de recalar en Vitoria.

resistencia contra piterman Su primer año en el Alavés, el curso 2004-05, fue bueno en lo deportivo, con su tercer ascenso a la máxima categoría y mucha participación, pero ya entonces se comenzó a forjar la ruptura con Piterman y su sempiterno Chuchi Cos, una relación que saltó por los aires ya en la siguiente temporada. El fuerte carácter de Carreras, un futbolista que había pasado por muchos vestuarios y con mucha mili a sus espaldas como para aguantar según qué cosas, le hizo no pasar por el aro del ucraniano ni soportar sus desmanes. En enero de 2006 le dejaron sin dorsal y fue apartado del equipo y en verano de ese mismo año, cuando fue señalado como uno de los descartes, le dejaron claro que no iba a cobrar.

Llegaron las denuncias por impagos, pero durante la pretemporada Carreras consiguió rehabilitarse de cara a los técnicos de la mano de un Julio Bañuelos que tampoco duró demasiado en el banquillo. A finales de 2006, todo saltó definitivamente por los aires. Tras ser convocado de manera inesperada para el partido contra el Sporting, el catalán cargó contra Cos. “Bien, soy un profesional y, si tengo que ir convocado, iré. Pero quiero que sepas que no me gusta cómo estáis haciendo las cosas tú y tu jefe. Eres un incompetente. Se lo puedes decir al cobarde y mentiroso de tu jefe”, le espetó.

Esas palabras provocaron que Piterman explotase y cargase con dureza contra Carreras en el vestuario calificándole como “el peor de los jugadores acabados” e insultando a su padre -recientemente fallecido por entonces- y su catalanidad. “Me cago en tu padre y en tus muertos, que mis hijos se follen a los tuyos, catalán de mierda”. El jugador presentó una demanda por insultos y Piterman, que seguía en sus trece -“tenía que haber limpiado antes el vestuario de mierda”-, fue condenado por ello a pagar 5.500 euros.

regreso con zárate A partir de ahí Carreras convirtió el Palacio de Justicia de Vitoria en su hábitat natural y fue ganando al club todos y cada uno de los juicios, ya fuesen por impagos, insultos o expedientes disciplinarios sin argumento alguno. Su futuro como jugador quedaba seriamente comprometido, pero su actitud supuso el particular caballo de Troya que fue minando a Piterman.

El ucraniano vendió el club en verano de 2007 y una de las primeras personas a las que se dirigió el nuevo presidente, Fernando Ortiz de Zárate, fue Carreras. El catalán no había encontrado nuevo acomodo como jugador y el empresario vitoriano le ofreció pasar a formar parte de la estructura técnica del club. Ayudante de Carlos Lasheras en la dirección deportiva, delegado del primer equipo y segundo de Pablo Gómez en el equipo Juvenil de División de Honor. Algunos de esos cargos los debió dejar por imposibilidad de compatibilizar la responsabilidad con el curso de entrenador nacional, pero siguió ligado al club durante la temporada 2008-09, de nuevo como asistente de Pablo pero en el filial de Tercera División. Y cuando el vitoriano pasó a formar parte del cuerpo técnico en febrero de 2009 tras la llegada de Javi López, carreras tomó por primera vez la responsabilidad de un equipo. No le fue bien entonces, ya que el curso concluyó con el descenso del Aficionados a Preferente, pero supuso el comienzo de una carrera en los banquillos que arrancó de manera profesional en Sabadell -ascenso a Segunda y dos permanencias consecutivas- para continuar en Mallorca y actualmente al frente del Zaragoza con el que hoy visita el que fue su hogar durante cinco años.