Vitoria. La habitual guillotina de todos los meses de junio comenzó ayer su peligroso descenso dispuesta a cortar más cabezas que nunca. Y es que a las 23.59 horas de anoche se cerraba el plazo para que los futbolistas de Segunda B presentaran ante su sindicato (AFE) las denuncias por todas aquellas cantidades que les adeudan sus respectivos clubes. A partir de ahora, se abre un proceso en el que la cuchilla continuará cayendo hasta que aquellos equipos que continúen siendo morosos el próximo 30 de junio sean descendidos por impagos. Una situación que, por primera vez en mucho tiempo, no se está viviendo con nerviosismo en el Deportivo Alavés.
Y es que la entidad del Paseo de Cervantes se encuentra, según confirmaron fuentes autorizadas, "muy tranquila" al respecto. El motivo de esta calma no es otro que la estabilidad económica de que disfruta desde el desembarco del equipo gestor liderado por Josean Querejeta y que le ha permitido completar la temporada manteniéndose al día en los pagos pactados prácticamente sin problemas. Sólo en el tramo final del ejercicio se acumularon varias semanas de retrasos que parecen haber quedado resueltos puesto que desde el club se asegura haber abonado incluso la nómina de mayo, única que quedaba pendiente en estos momentos.
En consecuencia, El Glorioso confía plenamente en que su nombre no figure en la larga lista de equipos denunciados por la Asociación de Futbolistas Españoles. Ello le garantizaría un verano de total tranquilidad en el apartado extradeportivo y libertad absoluta de movimientos para poder confeccionar una plantilla de garantías que no vuelve a cometer los errores de los ejercicios recientes.
El caso del cuadro albiazul, sin embargo, no será ni mucho menos el más habitual dentro de una categoría tan precaria como es la Segunda División B. De esta manera, casi serán mayoría los clubes que aparezcan en la lista negra de los denunciados por impagos respecto a los que cumplen con sus obligaciones al día. En bastantes casos responderá a simples problemas de liquidez que podrán ser resueltos en los próximos días sin que supongan mayores consecuencias. En otros muchos casos, sin embargo, la situación será mucho más grave.
Porque el proceso que se inició ayer con la presentación de las denuncias, que continuará con la reunión de la comisión mixta de la AFE y la Federación Española que será la que determine oficialmente el importe total de la deuda en cada caso y que concluirá con la prueba del algodón final del próximo 30 de junio puede derivar en una larga lista de equipos desterrados de la Segunda B por morosos. La situación es tan grave que varias entidades ya dan por perdida su plaza desde ahora, por no hablar de los tres clubes que abandonaron la competición mientras se disputaba la recién concluida temporada.
Teniendo en cuenta este más que previsible escenario, tendrá que ser la federación la que decida si reestructura la categoría aprovechando los descensos para reducir el números de participantes o, por el contrario, mantiene la línea de actuación que ha llevado hasta la fecha y trata de ocupar las plazas liberadas poniéndolas a la venta para que puedan acceder a ellas equipos de categorías inferiores. En cualquier caso, lo que está claro es que este próximo mes de junio será de máxima intensidad en los despachos de un buen número de equipos.