Vitoria. El Burgos regresó ayer a los entrenamientos con una doble sesión de trabajo y se confirmó que Miguel Ángel Álvarez Tomé no podrá contar el próximo domingo en el partido contra el Deportivo Alavés con otro exalbiazul como él, el defensa Cristian Castells, quien ante el Real Unión sufrió un fuerte golpe en la zona de la cadera que ahora se encuentra dañada -el valenciano arrastra una severa cojera- y que le mantendrá apartado de los terrenos de juego durante alrededor de diez días.
El central de Sueca no podrá, de esta manera, intentar ayudar a sus compañeros de equipos en el Burgos en la prácticamente imposible labor de salvar la categoría, objetivo para el que el conjunto castellano necesitaría ganar sus cinco compromisos ligueros, que el Palencia los perdiera y que otros equipos que se encuentran intercalados, casos de la Gimnástica Segoviana y la Arandina, también fallasen en lo que queda de curso. Misión prácticamente imposible, aunque a pesar de ello Castells asegura que el vestuario burgalés no ha bajado los brazos todavía y pretende acabar la campaña con dignidad.
"La cosa está muy, muy, muy complicada y lo único que nos queda es seguir trabajando hasta el final con mucha humildad. Nos afecta bastante estar en esta situación, pero sacaremos nuestro orgullo de dentro para intentar luchar por la afición y por el club para acabar la temporada lo mejor que podamos, aunque matemáticamente sepamos que es muy difícil. La clave es no bajar los brazos y seguir hasta el final pase lo que pase", explica el valenciano, que vuelve a repetir mala experiencia tras bajar el pasado curso con el Pontevedra: "A veces encadenas malas rachas, el viento te viene al revés, pero hay que seguir trabajando para intentar estar en situaciones más óptimas".