Bilbao. "En casa se habla de fútbol, pero como si fuera cualquier otro tema, no es el más importante. Hay que darle la relevancia que tiene, sin necesidad de presionar y de estar continuamente hablando de cosas de fútbol", explica Fernando a la vez que Alex reconoce que hay días en los que "quitas la televisión porque no apetece ver fútbol". Por eso, porque la vida no se acaba en un terreno de juego, el joven valor alavesista continúa con su formación académica cursando el tercer curso de Ingeniería Industrial a la vez que entrena y juega partidos. No le vendrían mal unas cuantas horas más al día, pero reconoce que "sarna con gusto no pica". Combinar estudios y deporte, algo cada vez más normal dentro de un momento de crisis que también pasa factura al mundo del fútbol.

El ejemplo lo tiene en su propia casa, ya que el propio Fernando habla desde el conocimiento indicando que "el fútbol no dura para siempre y solo le resuelve la vida a las grandes estrellas". Lo dice un futbolista que jugó en Primera y en Europa de la mano del Athletic, pero que tuvo que reciclarse una vez retirado. "Dejas una vida de treinta años y te quedan otros treinta, igual ahora alguno más, hasta la jubilación. Tienes que estar preparado para otras cosas. Yo he sido afortunado porque he hecho lo que me gusta, pero eso no me posibilita para no hacer nada más", explica.

Dicho esto, Fernando apuesta "por saber adaptarse a las situaciones, por ser un camaleón con la mente abierta". En este sentido, aprecia que las cosas han cambiado para bien con respecto a su etapa como futbolista, ya que ahora son muchos los jóvenes que optan por la formación académica para estar lo mejor preparados que sea posible el día después de colgar las botas y abandonar el fútbol.

Fernando, por ejemplo, estuvo relacionado con los medios de comunicación en el departamento comercial de Deia. "Había que pelear mucho y era una tarea muy exigente, buscado dinero por donde fuera, aquí y allí. Me imagino que ahora, con la crisis, todo será mucho más complicado", rememora. Esta experiencia quedó cortada cuando el Athletic le exigió dedicación exclusiva, primero en la Fundación y ahora en Lezama, donde ha ostentado todo tipo de cargos, ya fuera como entrenador, como director técnico de la cantera o ahora como ojeador en Bizkaia.

"No he cambiado ni cuando he tenido responsabilidades ni cuando no. Siempre he sido honrado, intentando consensuar cada decisión. En el Athletic he pasado por varias áreas, he ido creciendo desde que entré y todos los cargos han sido importantes", explica.

Mientras, Alex da sus primeros pasos en el fútbol profesionalizado. Su carrera acaba de empezar, pero no deja de lado lo que pueda pasar en el futuro. Por eso, en ningún momento ha abandonado los estudios. Juventud, dinero y cierta fama quedan aparcados fuera de una cabeza bien asentada y que recibe de su progenitor sabios consejos. Cuando entra en el Colegio de Ingenieros, al lado del estadio de San Mamés, el sueño del fútbol queda apagado para dejar paso a una de las carreras más exigentes de la Universidad del País Vasco. "Es un sacrificio jugar y estudiar, pero lo hago muy a gusto y siempre me lo he tomado muy en serio", asegura. No puede ser de otra manera, ya que a la vez que sigue subiendo escalones en el fútbol avanza en una formación universitaria que le sirva para garantizarse el futuro.